miércoles, 25 de septiembre de 2019

AL OTRO LADO DEL TELÓN





     Aunque siempre había soñado con trabajar en televisión, tenía claro que tan solo había dado el primer paso. Después de todos sus estudios no podía conformarse con su actual cometido, por mucho que hubiera gente capaz de matar por formar parte del equipo del programa con más audiencia del planeta. Todo estaba preparado para una nueva emisión del reality más seguido de la historia. En cuanto él abriera el telón, la mirada de millones de espectadores se fijaría en aquellos protagonistas que les hacían las noches más amenas.





     Cada uno tenía sus favoritos y se podía centrar en ellos. Había gente de razas distintas, diferente sexo e ideología de todo tipo. Algunos pasaban desapercibidos, otros no paraban de llamar la atención. Había quien disfrutaba la vida y quien la sufría; quien ayudaba a sus compañeros y quien los pisaba; quien callaba y quien no paraba de gritar.





     El que más gritaba casi nunca tenía la razón, pero casi siempre terminaba por hacerse lo que él decía. La fuerza era parte importante del juego. A los televidentes les gustaba ver si en algún momento esa mayoría silenciosa se cansaba de permitir injusticias. Rara vez sucedía. Para los participantes era más sencillo seguir con la rutina y no complicarse. Preferían no llamar la atención y vivir de la forma más tranquila esperando que fuesen otros los que libraran sus batallas.




     Comencé a mover la enorme tela que cubría el objetivo desde el que se podía observar todo. Tenía que retirarla por completo porque esa noche, una enorme luna llena vigilaría ese plató que algunos llaman planeta Tierra. 

viernes, 13 de septiembre de 2019

INVENTANDO PALABRAS



     Pocas veces habían visto salir el Sol juntos durante los últimos años, años intensos en los que habían forjado algo bonito hasta tal punto, que les costaba encontrar una palabra que lo definiera. Tenían en mente inventar una, no todo se puede definir con las palabras que existen así que ¿por qué no crear una nueva? Les encantaba pasear cuando el Sol comenzaba, cansado, a ocultarse tras el horizonte. Playa o montaña, daba igual, pero el espectáculo de los últimos rayos despidiéndose de ellos quedaba grabado en su retina.





     -No es de nosotros de quien se despide –le abrazaba de espaldas al tenue resplandor del astro que acababa de ocultarse- Se despide de ella.




     Hizo que se girara para contemplar la Luna, una preciosa y enorme Luna que cada vez brillaba con más fuerza.






     -El ocaso es bonito pero, ¿por qué mirar el final de algo si se puede ver el comienzo de algo nuevo? Nunca nos fijamos en cuando la Luna nace. Somos conscientes de que está ahí, esperando su momento, sabiendo que tarde o temprano la luz del Sol solo llegara a nosotros gracias a ella, sacrificada durante el día para iluminarnos por la noche, oculta ante el brillo de los demás pero demostrando que a pesar de todo, es posible brillar si te lo propones. Hace de la luz del Sol algo más mágico si cabe, guiándonos, deslumbrándonos, moviendo mares y mundos con un simple reflejo; velando por nosotros mientras dormimos y cuidando de nuestros sueños cuando la observamos durante las noches en las que no podemos dormir.








     Miró sus ojos sorprendida. Sorprendida por la reflexión, por la intensidad que ponía en cada una de sus frases. Sorprendida al ver como esos dos ojos castaños le devolvían el brillo de la luna.








Más tarde, cuando las sábanas revueltas cubrían sus cuerpos desnudos, le susurró al oído una palabra que le hizo sonreír de oreja a oreja. Desde entonces, siempre que pueden, se pierden en la montaña o a orillas del mar para disfrutar juntos de un nuevo alunacer.


miércoles, 11 de septiembre de 2019

MANERAS DE VIVIR


     La puerta se cierra detrás de mí al entrar al lavabo amortiguando el punteo de guitarra de Slash en November Rain. El suelo esta encharcado, como siempre, y el fuerte olor a orín disimula incluso el de algún que otro cigarrito de la risa. Me acerco al urinario. Se llama así, lo juro, me lo dijo google la mañana posterior a una noche como la de hoy, cuando tumbado junto a Eva nos reíamos borrachos sin querer ceder al cansancio acumulado. Siempre lo había llamado meadero, pero desde aquel día utilizo su nombre siempre que puedo.




     Echo de menos aquellos años. La echo de menos.






Mientras apremiado por la presión del exceso de cerveza me desabrocho los pantalones, aprecio alguna mota de polvo blanco sobre la porcelana. Hay cosas que con el paso de los años me cuesta entender cada vez más, pero seguro que a quien haya dejado esos restos de cocaína también le cuesta entender mi transformación cuando me ve durante la semana.


 No parezco yo.


 Traje y corbata, coche familiar (a pesar de no tener familia) barba arreglada y pelo impecablemente engominado. Todo un respetable director de banco.  Poco queda de aquel chico de barrio con tejanos ajustados y pelo largo que se volvía loco tocando la batería en el garaje de Carlos. Tan solo la sombra que ahora veo frente a mí, reflejada en el espejo y que vuelve cada fin de semana al mismo antro para no olvidar sus raíces. Cuando tengo que meter barriga para poder abrocharme los tejanos desgastados me doy cuenta una vez más de lo lejos que queda aquel chaval.





     Suena Leño: "no sé si estoy en lo cierto, lo cierto es que estoy aquí"




     Vuelvo a levantar la cabeza y reconozco el brillo de la mirada de aquel adolescente en la mía. Rosendo tiene razón, son solo maneras de vivir.