lunes, 16 de octubre de 2023

Noche en vela

 

 

 

 

De un tiempo a esta parte, no descanso bien. Llevo una semana sin dormir, o sin aprovechar las horas de sueño, todavía no lo tengo muy claro.

 

Llego a casa cansado, a pesar del estrés que me provoca el trabajo, siempre intento hacer algo de deporte para desconectar. Me meto en la cama poco después de las 11 sin apenas cenar, después de una ducha caliente para intentar relajarme y, cuando parece que voy a conseguirlo, escucho sobresaltado las doce campanadas de la iglesia del pueblo que me hacen abrir los ojos. A partir de ahí comienza el suplicio: abro la ventana y observo la luna. La noche está preciosa, pero no puedo perder el tiempo observándola. Me tumbo y comienzo a dar vueltas para un lado y para otro intentado encontrar la posición adecuada para que vuelva Morfeo. Cambio de almohada e incluso me incorporo un poco utilizando las dos a la vez. Suena la una en el campanario de la iglesia. Me levanto, camino descalzo sobre el suelo frío y caliento ligeramente un vaso de leche. La leche tibia con una pastilla de valeriana siempre me había funcionado... Suenan las dos. Me conecto a youtube y busco algún video al que no prestar atención, solo algo que me proporcione un ruido de fondo hacia el que dirigir mi mente. Al final me decido por un monólogo de Dani Rovira de esos que he visto mil veces. Craso error, termino de ver el cuarto cuando suenan las tres. Abro el libro de turno, comienzo a leer desganado pero se pone interesante y cuando suenan las cuatro reconozco que me ha desvelado todavía más. En breve sonará el despertador, pero poco a poco, el sueño comienza a vencerme hasta que me despierto sobresaltado: acaban de dar las 12 en el reloj de la iglesia...

 

 

 

2 comentarios:

  1. Insomio persistente, pero entretener la horas no es fácil. Muy bien narrado, y con un final espléndido.

    Un abrazo

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