-David, ¿mañana por la tarde
estarás en el bar?- le dijo Paco al terminar el entreno- Tengo una propuesta que tal vez nos interese
a los dos….
-Sí, por la tarde podemos
hablar sin problema. Si es a partir de las cinco, mejor, que ya estará Marta
por allí.
Se
extrañó un poco de la pregunta de Paco. El coordinador era un tipo muy cercano,
pero apenas había cruzado con él un par de frases en cuatro meses. No es que no
se llevaran bien, simplemente no habían tenido la ocasión o el motivo para
hacerlo.
-Me pasaré sobre las siete y
media, así ya me quedo a ver la Champions. ¡Hasta mañana!
Terminaba de recoger el bar después de la jornada de Champions
mientras recapacitaba sobre lo que acababa de aceptar. Cada vez se sentía más
integrado en la vida del pueblo y la propuesta de Paco de entrenar un equipo
del fútbol base, aunque al principio le había pillado completamente
descolocado, le hizo ilusión. Nunca había trabajado con el fútbol base y lo que
ahora le extrañaba era que había aceptado sin hablar de condiciones. Paco le
aseguró que los horarios no le harían perder horas en su trabajo en el bar y que
los tres días terminaría a tiempo para comenzar a entrenar con el primer
equipo.
Salió del Treinta y dos sonriendo. Había firmado el acuerdo para
trasladarse a principios de año a la casa de las afueras y creía que ese giro
le ayudaría a plantearse las cosas de otra forma.
Al sonar el teléfono le sorprendió no reconocer el número.
Descolgó y la voz del otro lado le hizo acelerar el corazón. Llevaba prácticamente
cinco años sin hablar con Silvia, pero su voz era inconfundible. Sonaba
preocupada pero decidida.
-
David,
no te pediría esto si tuviese cualquier otra forma de solucionarlo, pero me
encuentro en un compromiso y necesito tu ayuda.
Silvia
se iba a trabajar fuera seis meses en los que no pararía de viajar
constantemente y pretendía que David se quedara con Sergio. A ninguno de los
dos les hacía demasiada gracia, pero el niño era demasiado pequeño para estar
de un lado para otro. La salud de la abuela era delicada, así que los padres de
Silvia no podían estar pendientes del niño durante una temporada tan larga. El
niño llegaría a principio de año, por lo que David ya debería estar viviendo en
la casa que tenía apalabrada. En un par de semanas se verían para terminar de
concretar y mientras él hablaría con el director del colegio y acondicionaría
la casa para poder pasar medio año con un completo desconocido de apenas cinco
años. Casi no recordaba a Sergio. La última vez que lo vio era un recién nacido
y la relación con su madre había ido a peor durante el embarazo hasta terminar
por romperse cuando el pequeño contaba con pocos meses de edad.