Supongo que todos tenemos la costumbre de imaginarnos los lugares en los que habitan los personajes de las novelas que leemos. Tal vez el hecho de pasear desde mi infancia por la ciudad en la que discurre "Rencores" sea algo de lo que la hace especial para mí. Sí, "Rencores" está ubicada en Gavá, una de mis ciudades y sobre todo del novelista que ha parido al inspector Pruna y la segunda parte de esta saga. Para los que hace más de 30 años coincidimos con él al otro lado del pupitre de una de aquellas aulas masificadas, ver que todavía tiene cosas que enseñarnos y que incluso en sus novelas siga ejerciendo la docencia de forma insconsciente, le convierte en un espejo en los que mirarnos.
En esta segunda novela, profundizamos un poco más en el pasado del inspector a la vez que un asesino, que conoce tanto la historia de Gavá como el novelista que le ha dado vida, le pone en un aprieto tras otro a medida que van apareciendo cadáveres en lugares emblemáticos. La música vuelve a ser uno de los hilos conductores para una historia en la que vemos distintas formas de afrontar el futuro cuando los actos de otras personas nos marcan: con rencor y sed de venganza o con serenidad y perdón. Novela trepidante en la que lo mejor, al menos para mí, llega cuando todo se para... ¡y hasta ahí os voy a explicar! Bueno, eso y que aparece Julia, personaje que me enamoró en "Por hacer a tu muerte compañía" y cuya aparición en "Pactos", la primera novela del inspector Pruna, ya me sorprendió gratamente.
Si queréis saber más de esta obra o de las anteriores no dudeis en visitar:
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