Adoro a esa chica. Lo pensé la
primera vez que la vi y ese sentimiento va en aumento a medida que voy pasando
más tiempo con ella. Mi vida cambió para siempre en el momento en que me dijo
que quería que me trasladase a su casa para vivir juntos el resto de nuestros
días.
Me encanta
esa sonrisa. La carita de recién levantada con todo el cabello alborotado y
como me lanza una mirada somnolienta, llena de amor sincero, mientras acaricia
mi nuca. Sus caricias. Podría pasar días enteros tan sólo sintiendo sus
caricias en mi espalda, su respiración cerca de mí, notando el olor de su
cuerpo….
Ayer fuimos
a la playa. Estuvimos un rato trotando por la orilla porque para los dos el
deporte resulta algo esencial. Acabé destrozado de tanto correr de un lado para
otro, pero valió la pena. Nos sentamos en la arena mojada con la vista perdida
en el mar mientras recuperábamos el aliento. Tuve la sensación de que, por
encima del sonido de las olas, podía escuchar como los latidos de su corazón
volvían a la calma.
Ahora está
preocupada, pero creo que mis sentimientos de amor y fidelidad hacia ella nunca
habían sido tan evidentes. Nunca me ha gustado la violencia. Me educaron desde
pequeño sobre pilares como el respeto y sobre todo el cariño, por eso cuando vi
que aquel cabrón sacaba la navaja me lancé sobre él sin dudarlo. Me llevé un
pinchazo y un par de cortes antes de que el agresor huyera despavorido.
La cara de
alivio de mi “amiga” cuando el veterinario le ha dicho que estoy fuera de
peligro, hace que la quiera todavía más.
Bonito...Ingenioso
ResponderEliminarGracias!!!!!!! Me alegro de que te guste....
ResponderEliminarMuy chulo TT. Animo.
ResponderEliminarGracias Andrés :)
EliminarMe ha gustado mucho tuve que leer el final para darme cuenta que era un perro. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Maria del Carmen!!!
EliminarMuy buen relato David. final inesperado como a mi me gustan.
ResponderEliminarGracias Francisco!!!! Espero poder hacerte disfrutar con alguno más!
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