Todavía
con el cuchillo en su mano y los ojos anegados de lágrimas, se preguntaba cómo
había llegado hasta ese punto.
Nunca
se había implicado demasiado en relaciones personales. Las había tenido, y
algunas más o menos largas, pero jamás había quitado la coraza que cubría su
corazón. Le gustaba ser así. Su vida no era especialmente sencilla y eso le
evitaba tanto hacer daño como, sobre todo, que se lo hicieran; además de
permitirle libertades que difícilmente podría tener con una pareja estable.
Sabía que esas libertades le estaban llevando por caminos poco recomendables,
pero esa era la vida que había elegido. Su vida.
Le
pilló completamente descolocado. Ella llegó cuando menos buscaba; cuando menos
lo esperaba; cuando más lo necesitaba… Era una chica discreta, completamente
distinta al tipo de mujeres con las que acostumbraba a involucrarse. Solía ir
con chicas exuberantes, de las que giras el cuello para seguir mirando cuando
te las cruzas por la calle. Apenas llamaba la atención a no ser que te
fijaras en su boca. Sus labios, al sonreír, formaban las curvas más bonitas
que había visto en su vida y de forma involuntaria, hacía que la luz que
irradiaban esos ojitos te hipnotizaran logrando que todo lo que te rodeaba
careciese de importancia.
Intentó
alejarse de ella. No se veía como una buena influencia para ese ángel de mirada
pícara y aroma a vida, pero cuanto más intentaba escapar, más necesitaba su
presencia. Cuando se detuvo a recapacitar ya había llegado demasiado lejos:
aquella tarde de primavera, en la que sus bocas se unieron por primera vez,
supo que sería capaz de hacer cualquier cosa que ella le pidiera. A pesar de
eso, la petición de aquella noche hizo temblar al chico duro que todavía
llevaba dentro.
Soltó
el cuchillo y se enjugó los ojos con el dorso de la mano mientras el olor que
flotaba en la estancia se adentraba en él. Nunca se creyó capaz de hacer
aquello, pero cuando le pidió que le ayudara a preparar sopa de cebolla para
una cena con sus padres, solo pudo sonreír, abrir una botella de vino y ponerse
manos a la obra.