Desperté
cansado, pero con una enorme sensación de paz. Estiré el brazo hacia el lado de
la ventana intentando encontrarme con su cuerpo desnudo. Solo sabanas. Todavía
conservaban su olor, es cierto, pero era el único rastro que quedaba de ella.
El piso estaba en el más absoluto silencio, nada que ver con los gemidos y
suspiros que tan solo unas horas antes inundaban contenidos los rincones de mi
cuarto. La última visión antes de que el sueño me venciese, fue la de su pelo
revuelto dibujándose en mi pecho mientas nuestras respiraciones, al igual que
anteriormente había pasado con nuestros movimientos, se acompasaban a la
perfección.
Nos
conocíamos hacía tiempo, pero apenas habíamos cruzado unas pocas palabras en el
ascensor; miradas y sonrisas a millones, pero muy pocas palabras. Trabajaba en
el departamento de administración de mi empresa y al no estar en la misma
planta que nosotros, coincidir era complicado. La fiesta de jubilación de uno
de los socios obró “el milagro”. La organizaba en la terraza del edificio donde
el bufete tenía su sede. Un bonito jardín con unas vistas maravillosas fue el
lugar elegido por mi jefe para despedirse de nosotros.
La admiré
desde la distancia sin atreverme a decirle nada a pesar de que me dio la
sensación de que mi sonrisa era correspondida. Llevaba el pelo rubio platino,
casi blanco, con ese despeinado que me hacía perder la cordura. Hablaba con sus
compañeras de departamento y bailaba dependiendo la canción, pero al igual que
me sucedía a mí, daba la impresión de que estaba fuera de lugar. Avanzó la noche
y la perdí de vista hasta que, cansado y con miedo a no llegar en condiciones
adecuadas para conducir, decidí despedirme y salir de allí sin dar opción a que
intentasen convencerme de lo contrario.
La
encontré a la entrada del edificio enfundada en un tres cuartos granate.
- No hay manera de encontrar taxi- me soltó después de
saludarnos.
La noche amenazaba lluvia, así que le ofrecí acercarle a su casa si me
acompañaba hasta el coche. Me pareció que sus ojos brillaban con un fulgor
especial cuando aceptó mi invitación. Hablamos de cosas banales hasta entrar en
mi viejo Citroen y poner rumbo a las afueras. Vivía cerca de mi barrio, así que
no tuve que variar el trayecto, aunque sí que hice una pequeña parada que me
sorprendió incluso a mí. En un momento dado, sonó una de mis canciones
favoritas y ella empezó a tararearla. Paré el coche en medio de la calle, subí
la música y salí fuera para abrir su puerta.
-No
hemos bailado juntos en toda la noche, ¿te apetece?
Salió del coche negando con la cabeza y
se pegó a mí mientras la música sonaba. Le confesé que llevaba mucho tiempo con
ganas de tenerla tan cerca justo en el instante en que comenzó a llover. Se
puso la enorme capucha de su abrigo y empujó suavemente mi cabeza al interior
de ese pequeño refugio hasta que nuestros labios se juntaron. No sé cuánto
tiempo pasó, pero el claxon de un coche nos trajo de vuelta a la realidad. Pedí
perdón con un gesto mientras corría hacia mi asiento y ponía rumbo a casa con
su cabeza apoyada en mi brazo derecho.
Me
dolía ese silencio. Busqué inútilmente alguna señal, una nota con su teléfono o
cualquier otra cosa que me indicara que quería volver a verme. Se había ido sin
despedirse dejando tan solo su recuerdo, el olor a perfume y sudor flotando en
mi habitación y mi ropa esparcida por el pasillo como prueba de que la pasión
nos había atrapado nada más cruzar la puerta. Su imagen contra la pared y el
sabor de sus labios seguían frescos en mi memoria cuando entre en la ducha.
Bajo el agua caliente me vino parte de nuestra última conversación. Yo
jugueteaba con el pelo de su nuca mientras ella lo hacía con el de mi pecho.
-Se
nota cuando eres feliz –le dije- Nunca había visto una sonrisa tan trasparente
como la que me has mostrado esta noche.
Se
giró, me besó y Morfeo hizo el resto.
Salí
de la ducha consciente de que la volvería a ver, pero que se hubiese marchado
sin despedida no me presagiaba nada bueno.
Al
ver el espejo empañado por el vapor, una expresión bobalicona iluminó mi
rostro. Al final resultó que tenía razón al hablar de su sonrisa.
Bueno, parece que habrá un final feliz. Por un momento pensé lo contrario. Un relato muy romántico que arranca con un flechazo de los de toda la vida. Aun así las mujeres suelen ser imprevisibles, por lo menos debería haber dejado una nota. Parece que les guste hacernos sufrir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que te voy a contar!!! Aunque la verdad es que tanto hombres como mujeres, cada persona es un mundo. Tener claro que el objetivo es ser feliz es lo que realmente importa.
EliminarUn abrazo
Ohhh, ¡que bonito!
ResponderEliminarLa sonrisa bobalicona la que me ha quedado a mí, después de leerlo.
Es muy cuqui, (lo siento, por la palabra) pero es que es así, :)
Un beso.
jajajajajaja!!! No pidas perdón por eso!! Es una forma de definirlo. De vez en cuando aflora mi vena más cursi y me pongo blandito :)
EliminarUn beso
Estoy como Irene a mi también se me ha quedado una sonrisa bobalicona jajaja
ResponderEliminarEstá bien que esta vez sea ella la que se haga buscar y esperar.
Y ese detallito promete.
Besos
Si hace sonreir al lector, misión cumplida!!!! Pueden parecer extraño, pero es verdad, algunas sonrisas dicen mucho (aunque sean transparentes)
EliminarPetonets!!
Tienen razón las chicas David,... estamos un poco cansados de desgracias ¿no?
ResponderEliminarCasi siempre tienen razón (aunque nos joda reconocerlo ;)
EliminarUn abrazo
Lo amé. Me encanta la sensualidad y sencillez de tu narrativa.
ResponderEliminarUn saludo y un apretón de manos de romántico a romántico.
Gracias por la visita y el comentario!!!
EliminarPuedes volver por aquí cuando quieras.
Un abrazo
disfruto mi madrugada leyéndote a escondidas de La Luna gracias
ResponderEliminarGracias a ti, aunque leer bajo la luna tampoco está mal.
EliminarSuper romántico! Le permití a mi imaginación ser la protagonista de esa noche de amor pasión... Tengo claro que si algo así me pasara, yo dejo una nota; — llámame — 😊
ResponderEliminarMe gusto mucho pero mucho, este relato tan romántico y tierno, un hombre sensible lleno de amor para dar...
Gracias Maria!!! Lo reconozco, hay veces en las que me pongo muy "blandito".
EliminarUn abrazo
No puede ser más bonito. Romántico a rabiar.
ResponderEliminar:)
EliminarGracias Marta!
Gracias, David, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarA ti por organizarlo todo. A ver dónde nos llevas este mes!!!
EliminarUna preciosa historia de amor con un final feliz, o por lo menos con continuación para nuestros protagonistas.
ResponderEliminarUn saludo David.
Hay historias que evolucionan o involucionan, pero la vida sigue. Espero que el chaval tenga suerte, que se lo merece.
EliminarUn abrazo y bracias por la visita.
Ohhhhhhh! ¡Que boniiito David! Que susto el pobre muchacho, menos mal que terminó bien.
ResponderEliminarHace tanto tiempo que no tengo una cita romántica que ya ni me acuerdo de la sensación ;(
Suerte en el Tintero David, un abrazo compañero.
Gracias Tara!!! Aunque realmente eso no haya sido una cita, seguro que las que les esperan también son inolvidables.
EliminarUn beso
La chica fue original, en lugar de dejar una nota, dejó un mensaje sugerente y encantador en el espejo del baño.
ResponderEliminarEn cambio yo no soy nada original, al igual que a muchos de los otros comentaristas, se me ha quedado una sonrisita muy bobalicona. Qué bien has sabido jugar con nosotros, David.
Suerte en el Tintero.
Un abrazo.
Si os ha hecho sonreir ha valido la pena escribirlo! Y no he sido yo quien ha jugado, ha sido esa chiquita traviesa...
EliminarUn beso
Me encantan las historias románticas....ésta me llevó por un camino de imaginacíón increíble.Qué bella narración.. hace estremecer!...Felicitaciones ..me deleité con la lectura.Abrazo
ResponderEliminarGracias Graciela!! Ultimamente me salen demasiados relatos blandengues... será que la primavera me ha afectado demasiado!!
EliminarUn beso
Muy romántico y con un esperanzador y bonito final que no esperaba. Como seguro que os volveréis a encontrar, pásate con ella por mi blog, estoy de celebración y tenéis una entrada reservada. Jeje.
ResponderEliminarUn abrazo,David
Lo de volver a vernos me encantaría!! Y por tu blog me paso en breve, ella que haga lo que quiera, total, siempre lo hace ;)
EliminarUn beso
Buen relato; muy bien tramado. Eso sí, ya me preparaba para encontrarme a la rubia muerta en la ducha. Muy certero el volantazo para el final feliz.
ResponderEliminarNo todo va a terminar mal!!! Cuando no podemos controlar algo, vale, pero aunque los relatos muchas veces nos guien, casi siempre elegimos nosotros el final.
EliminarGracias por la visita.
Un relato romántico y a mi se me ha quedado esa sonrisa bobalicona. ¿No será que estamos a falta de leer romanticismo las chicas? ¿Suerte en el tintero! Un abrazo.
ResponderEliminarGracias!!! De vez en cuando se agradece, no?
EliminarUn abrazo
Hola David, los finales felices después de una noche de amor es lo más, ¿anda que si el mensaje hubiera sido otro? muy romántico te leo, jeje. Saludos
ResponderEliminarSerá el calor del verano!!! o no... Siempre puede haber otro final y eso no significa que tenga que ser peor.
EliminarUn abrazo
Muy romántica esta historia, David, sobre todo ese final que es a mi entender el punto fuerte del relato. Un buen final siempre es un gran colofón para cualquier historia, y este lo es por original y sorpresivo, nos pilla desprevenidos cuando ya habíamos bajado la guardia y consigue dejarnos la misma sonrisa que en el dibujo en el cristal. Además recurres a la imagen en vez de a la palabra para hacernos llegar el mensaje, lo que es un recurso original. Te deseo mucha suerte en el Tintero. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias Jorge!! Si se ha conseguido provocar alguna sonrisa, misión cumplida.
EliminarUn abrazo
Hola David, qué historia más romántica, muy bien contada con todos los detalles. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias!! De momento van bien, a ver como terminan ;)
Eliminar¿Y por qué no? Yo reivindico los finales felices y en este relato tenemos uno bien armado, aunque en algún momento dudáramos de que acabara sucediendo así por la destreza de la ágil escritura. Gracias, amigo David.
ResponderEliminarBuen texto, enhorabuena por él.
Te deseo muchas suerte en "El Tintero".
Un abrazo.
Así debería de ser siempre!!!
EliminarGracias Patxi.
Un abrazo
Un amor intempestivo pero que no parece haber acabado en una noche. Deja un hueco para que la imaginación invente el final. Un saludo.
ResponderEliminarSiempre hay mil finales posibles!! Elijamos el que nos apetezca o dejemos la historia sin final, es nuestra decisión.
EliminarBesos
muy lindo abrazos
ResponderEliminarana maria caillet bois
Gracias!!!
EliminarBesos
Un relato sobre un clásico de las historias románticas, en una atmósfera calurosa, húmeda y sofocante, con un final abierto y prometedor. Suerte en El Tintero. Un abrazo, David.
ResponderEliminarGracias Paco!!!
EliminarUna noche de amor muy bien narrada, con detalles. Romanticismo y sensibilidad a flor de piel. Esperemos que no se acabe. Un abrazo David.
ResponderEliminarYo he cumplido mi misión de que den el primer paso, ahora es cosa de los personajes!!!
EliminarUn beso y gracias por la visita
Que bonito y romántico. Le estruja el corazón a una que lleva sin esos detalles tanto tiempo. Al menos es bueno leerlos. Muy lindo.
ResponderEliminarSi es que los hombres somos un desastre!!! Fíjate que el detalle romántico lo ha tenido la chica...
EliminarGracias por la visita! Besos