Eligieron
bien el lugar del desembarco. A principios del siglo XX, en las zonas
interiores de China los censos no estaban controlados y a los humanoides les
resultaba sencillo pasar desapercibidos. Su piel amarillenta y sus ojos
rasgados facilitaban que la integración en pequeños núcleos agrícolas se
produjese sin sospechas. Poco a poco, su número fue aumentando. El nacimiento
de los primeros híbridos entre aliens y humanos, hizo que la población se disparase
y comenzase la segunda parte de su plan de colonización.
En
todas las grandes ciudades de la Tierra comenzaron a surgir guetos conocidos
como Chinatown y su peso en la sociedad cogió más y más importancia hasta que
por fin, sus líderes han dado la cara para gobernar el planeta. Los rasgos orientales se han ido diluyendo a causa de las mezclas raciales, pero todos comparten
cambios de humor bruscos y una sonrisa sempiterna que solo se borra a la hora de
discutir, sobre todo si se trata de ningunear a algún humano puro.
Hay
algunos que ni siquiera saben que son híbridos hasta la mayoría de edad. Tengo
amigos de los que jamás dudé, pero a partir de ese momento, sus genes se transformaron
y ahora son manipulados por los humanoides para sus fines, casi siempre, acabar
con los humanos puros. Tal vez por eso esté tan irascible últimamente. Se
acerca mi 18 aniversario y, aunque mi madre ha sabido ocultar nuestra naturaleza
gracias a la huida de mi padre antes de mi nacimiento, en cuanto noten que no
pueden controlarme irán a por mí. Ella cree que lo mejor es que me emancipe y
cambie de residencia, pero que va a saber esa vieja que no ha hecho más que
esconderse durante toda su vida!!!! Me irrita sobremanera que siempre quiera
tener la razón, pero mi decisión está tomada.
Seguiré
viviendo en casa, al fin y al cabo, a mí no me parece que sean tan malos.
Mientras esta perenne sonrisa esté pintada en mi cara, dudo que nuestros
adorables jefes intenten nada en mi contra…
Buen relato, David.
ResponderEliminarNo soy aficionada a los temas de alienígenas, pero me ha gustado porque resaltas la manipulación y ese tema sí que me interesa.
Un abrazo
Gracias Ana!!! Ultimamente la manipulación se está convirtiendo en algo tan habitual que ya ni le damos importancia.
EliminarUn abrazo
La semilla ya anidó sin él saberlo y ahora empieza a desarrollarse y pronto dará sus frutos. El dominado nunca se da cuenta de que está manipulado y acaba siendo él mismo un manipulador. Mira que ahora sospecharé de todo aquel que tenga unos ligeros rasgos orientales y luzca una sonrisa bobalicona, jeje.
ResponderEliminarUn relato sumamente original e intrigante.
Un abrazo.
Gracias!!! Nunca se sabe... yo creo que están ahí fuera, pero reconocerlos es otra historia. Tal vez no sean tan malos.
EliminarUn abrazo
¡Vaya! La semilla del mal, esperemos que a sus dieciocho no entre en cólera.
ResponderEliminarPor cierto esta sonrisa da un miedo terrible, :O
Un beso.
Si, la verdad es que aunque los dos acaben con una sonrisa, el relato de la semana pasada era más "cuqui"
Eliminarte leo
ResponderEliminarlo leo
sonrío
me gusta
me quedo
Tooooodo el tiempo que quieras quedarte :)
EliminarUn abrazo
Creo que conozco algún híbrido de esos, David.
ResponderEliminarUn relato de ciencia ficción de lo mas puro. Un saludo.
Es más tu género que el mío, pero hay que probarlo todo!!!
EliminarUn abrazo
¡Ahora lo entiendo todo! Hasta empiezo comprender ciertos desequilibrios personales, je, je, je... Estupendo relato en el que partiendo de esa invasión nos dejas una sutil crítica social. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias tocayo!!! La verdad es que no creo que sea de ese modo, pero que ellos están aquí y que alguien nos intenta manipular continuamente me resulta más evidente cada día.
EliminarUn abrazo
Un inquietante relato que además de servir como una trama de ciencia ficción también sirve como crítica a la manipulación que vive la sociedad.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Una abrazo, David.
Gracias Ziortza!!!
EliminarUn abrazo.