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Abuelita, ¿por qué las rosas tienen espinas?
Andrea descansaba sentada sobre una caja de madera vacía mientras
observaba a su abuela cuidando las plantas de la terraza. Estudiaba con ojos
inocentes cada movimiento que ella hacía en ese lugar tan distinto a la ciudad
en la que habitaba mientras duraba el curso. Catalina soltó las tijeras de podar
y enderezó su anquilosado cuerpo. Cada día que pasaba notaba más el discurrir
del tiempo, pero las temporadas en las que su nieta le hacía compañía, se
levantaba con otro ánimo. Se sacudió las ropas y se sentó en un sillón de mimbre
hacia el que Andrea corrió veloz para acomodarse en su regazo. El atardecer
alargaba las sombras mientras la cercanía del río refrescaba un ambiente
cargado por el calor estival.
Hay
nombres, como Violeta o Azucena, que las personas hemos hecho nuestros a pesar
de que en un principio solo eran flores; pero no con todos sucede lo mismo.
Hace
muchos, muchos años, en un bosque muy, muy lejano, las hadas y los seres humanos
vivían en total armonía con la naturaleza. Era un bosque tranquilo a pesar de
que a su alrededor, hordas de trolls campaban a sus anchas sembrando el terror
en las poblaciones limítrofes. En ese bosque vivía Rosa. Rosa era la muchacha
más bonita que jamás existió sobre la faz de la tierra; sin embargo, nadie le admiraba
por su belleza. Comandaba el escuadrón de soldados que mantenía a raya las
embestidas del ejército de las sombras con un valor tal, que sus hazañas fueron
cantadas por los mejores trovadores hasta que, lamentablemente, cayeron en el
olvido.
En
aquella época, los enemigos de Rosa atacaban de forma desordenada, algo que a
los defensores les venía muy bien. Bajo el inteligente mando de nuestra
heroína, las acometidas eran repelidas una y otra vez sin apenas sufrir bajas.
Sin embargo, los ataques cesaron de forma inesperada. Un halcón que voló más
allá del bosque, informó que sus enemigos se estaban reorganizando bajo las órdenes
de K, un enorme ser mitad troll mitad león que había llegado del mismo averno
para proseguir con el avance del ejército del mal.
Cuando
los malvados trolls se acercaron al bosque, Rosa supo que no sería una simple
escaramuza. Eran diez veces más que ellos y estaban mejor armados que en otras ocasiones.
La única solución era vencer a K.
Avanzó
hacia él decidida a evitar que la batalla se desencadenase y el comandante de
las tinieblas aceptó su reto. Fueron unas horas interminables en las que K
demostró quien era más fuerte, pero la valentía de Rosa hizo que no se
amilanase y poco a poco, el cansancio hizo mella. Después de recibir la
infinidad de heridas que le infringía tanto con su espada como con sus afiladas
garras, Espina, la espada de Rosa, atravesó el pecho de su enemigo haciéndolo
caer inerte en un enorme charco de sangre negra. Al ver que su cabecilla no se
levantaba, los trolls huyeron aterrorizados para no volver jamás.
Volvió
tambaleante a lomos de su corcel y nada más entrar en la aldea, cayó
desplomada. Selegna, el hada más poderosa del bosque, hizo todo lo posible por
mantenerla viva, pero ni su magia pudo con el poderoso veneno que, impregnando
la espada de K, había contaminado el cuerpo de la brava guerrera a través de las
numerosas heridas que había sufrido durante su duelo. Justo cuando estaba a
punto de viajar con sus antepasados, Selegna le prometió que siempre formaría
parte de ese bosque que había defendido con su vida.
Y
cumplió su promesa.
A
la siguiente primavera, una nueva flor comenzó a brotar por todo el bosque. Era
la flor más bonita que nadie había visto nunca. De un color tan rojo como la
sangre que brotó del cuerpo de la heroína, tan intenso como los labios que
arengaron a su pueblo hacia la lucha por la libertad. De un tacto delicado,
como su trato con el resto de seres del bosque, como su piel a pesar de las
cicatrices que le acompañaron hasta el fin de sus días. Por encima de todo eso,
destacaban las espinas que cubrían su tallo y que dejaban claro que su espíritu
guerrero habitaba allí.
Por
eso, pequeña, las rosas se llaman así. Y lo que ahora son espinas, durante
muchos años fue la espada que hizo retroceder a las sombras del mal hasta el
oscuro agujero en el que aún hoy habitan.
Supongo que por eso se regalan rosas en señal de amor.
ResponderEliminarUn bello cuento para relatar a grandes y pequeños.
Un abrazo.
Pues no se si es por eso, pero es una bonita forma de pensarlo.
EliminarUn abrazo.
Hola David,
ResponderEliminarQué precioso cuento, es una historia muy linda.
Y la moraleja es de aquellas que dejan buen sabor de boca.
La he disfrutado y me has enternecido muchísimo.
Un beso.
Hola perdida!!! Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn placer volverte a ver por aquí.
Un beso
Un bonito cuento para explicar el origen de las rosas. Yo de pequeña me imaginaba que las rosas se armaban de espinas para que nadie las cogiera y se quedaran tan plácidas en la naturaleza. Al final tu narración es muy parecida a mis imaginaciones de niña, jeje.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, David.
Si que es parecida!! Y hazme un favor: que tus imaginaciones de niña sigan aflorando ahora que has crecido.
EliminarUn abrazo!