miércoles, 30 de agosto de 2017

LAGRIMAS POR ELLA



     Todavía con el cuchillo en su mano y los ojos anegados de lágrimas, se preguntaba cómo había llegado hasta ese punto.


     Nunca se había implicado demasiado en relaciones personales. Las había tenido, y algunas más o menos largas, pero jamás había quitado la coraza que cubría su corazón. Le gustaba ser así. Su vida no era especialmente sencilla y eso le evitaba tanto hacer daño como, sobre todo, que se lo hicieran; además de permitirle libertades que difícilmente podría tener con una pareja estable. Sabía que esas libertades le estaban llevando por caminos poco recomendables, pero esa era la vida que había elegido. Su vida.


     Le pilló completamente descolocado. Ella llegó cuando menos buscaba; cuando menos lo esperaba; cuando más lo necesitaba… Era una chica discreta, completamente distinta al tipo de mujeres con las que acostumbraba a involucrarse. Solía ir con chicas exuberantes, de las que giras el cuello para seguir mirando cuando te las cruzas por la calle. Apenas llamaba la atención a no ser que te fijaras en su boca. Sus labios, al sonreír, formaban las curvas más bonitas que había visto en su vida y de forma involuntaria, hacía que la luz que irradiaban esos ojitos te hipnotizaran logrando que todo lo que te rodeaba careciese de importancia.


     Intentó alejarse de ella. No se veía como una buena influencia para ese ángel de mirada pícara y aroma a vida, pero cuanto más intentaba escapar, más necesitaba su presencia. Cuando se detuvo a recapacitar ya había llegado demasiado lejos: aquella tarde de primavera, en la que sus bocas se unieron por primera vez, supo que sería capaz de hacer cualquier cosa que ella le pidiera. A pesar de eso, la petición de aquella noche hizo temblar al chico duro que todavía llevaba dentro.


     Soltó el cuchillo y se enjugó los ojos con el dorso de la mano mientras el olor que flotaba en la estancia se adentraba en él. Nunca se creyó capaz de hacer aquello, pero cuando le pidió que le ayudara a preparar sopa de cebolla para una cena con sus padres, solo pudo sonreír, abrir una botella de vino y ponerse manos a la obra.

8 comentarios:

  1. Me encanta tu relato, el vuelco que le das con el final. Muy bueno.

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  2. Me he acongojado por no decir otra cosa jajaja muy divertido

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  3. Interesante y un final con sorpresa. Besitos

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  4. Hola David,
    No esperaba el final, no sé si por la imagen o por la negación del protagonista francamente creí lo peor, pero me encanta, es muy bonito y tierno.
    El amor nos hace cometer auténticas locuras, hasta preparar una sopa de cebolla, jeje
    Un abrazo.

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