Observo
el impecable uniforme de mis compañeros a sabiendas que, al igual que el mío,
no tardará en perder ese buen aspecto con el fragor de la lucha. Los nervios
están a flor de piel y las piernas tiemblan, aunque tengo claro que eso pasará
pronto. Mientras escucho sus tambores marcando un ritmo lento pero incansable,
recuerdo batallas anteriores: lluvia, viento, frío… ni eso ni una multitud de
enemigos habían conseguido vencernos. En más de una ocasión pensaron que nos
destrozarían, pero nuestras defensas fueron inexpugnables, incansables, y al final
el enemigo terminó por doblar la rodilla ante nuestro ímpetu. Sin embargo hoy
todo es distinto. Para bien o para mal, hoy terminará todo.
Tras
una señal de nuestro capitán avanzamos en formación y, a medida que aumentan
los gritos ininteligibles desde nuestra posición, el sonido de los tambores
retumba cada vez más cerca. A pesar del olor a pólvora y del humo que cubre
parte del campo de batalla, los miedos quedan atrás y los nervios se transforman
en la tensión del que sabe lo que se está jugando.
Interesante micro. El fútbol es lo que es porque toda su estética, jerga, reproduce todos los elementos de la guerra. Alguien dijo que es posible que incluso haya evitado alguna por su efecto para encauzar la necesidad de épica de la sociedad. Un abrazo!
ResponderEliminarCreo que se han provocado más microguerras de las que se han evitado.
EliminarUn abrazo
O porque vuelvan su rabia en el campo y regresan a casa más calmados... a costa del árbitro, o de los hinchas del equipo contrario. Sigo el comentario de David Rubio, creo que has plasmado una realidad, muchas veces se libran batallas en las gradas. Un abrazo
ResponderEliminarDemasiada gente utiliza el fútbol para lo que no es, hasta el punto de no disfrutarlo!!! Una pena, pero el ser humano es así.
EliminarUn abrazo
¡Buen relato, David! Y es que hoy en día los campos de futbol se han convertido en algo que parece una batalla en lugar de un partido. Muy bien utilizado el vocabulario que nos confunde pensando que nos encontramos en una guerra verdadera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Ziortza!!!
EliminarEn todo momento pensé que hablabas de la guerra, pero ni una palabra pierde su significado ahora que sé que hablas de fútbol. Muchas semejanzas, a veces y para algunos, creo que demasiadas...
ResponderEliminar¡Un saludo!
Esa era la idea y tienes toda la razón: alguno llegan a confundir las cosas.
EliminarUn abrazo.
Me ha sorprendido, sin embargo pienso igual que Julia, nada pierde significado. La lid en el fútbol es un catalizador de esos impulsos agresivos que todavía tenemos. Luchar por ganar, luchar por la victoria, la emoción, la adrenalina, son todas sensaciones humanas que es mejor que estén aplicadas a un juego que a una guerra de verdad. Eso sí... nunca faltan esos que se dejan llevar por arrebatos violentos de verdad, esos desvirtúan la fiesta y la hacen zozobrar. Muy buen micro, David
ResponderEliminarUn abrazo
A mi también me sorprendiste. Estaba convencida que era un soldado pero desde luego la comparación es excelente y las palabras guerreras se adaptan perfectas. Años atrás se hablaba de la religión como el opio del pueblo, yo diría que ahora tenemos otro distinto.
ResponderEliminarIba a decir que me sorprende que no se haya utilizado más para aplacar a las fieras cuando he recordado una película magnifica de Invictus, aunque Mandela perseguía otros objetivos que se canalizaron a través de las emociones y el orgullo de pertenencia.
Buen relato David
Hola David,
ResponderEliminarPensé, como todos los compañeros que trataba sobre la guerra.
Pero visto así los hinchas de un equipo si podrían verse como un soldado que le mueve la devoción que siente hacía su equipo y lo capaz que es de arrasar por aquel que no le acompañe.
Un abrazo.
Me encantó
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