No teníamos nada que ver. Ella nació un par de años después que yo en la parte alta de la ciudad, en el seno de una familia acomodada. Pelo negro, ojos verdes, menuda y grácil, me pareció la criatura más bella del mundo desde la primera vez que la vi alejarse, asustada, al notar nuestra presencia tan cerca.
Yo no tuve tanta suerte. De padre desconocido, viví al cuidado de mi madre hasta que su prematura muerte me llevó a la calle. A pesar de un inicio complicado, conocí a quienes poco a poco se convirtieron en mi familia y con su ayuda conseguí salir adelante. No éramos malos, pero había momentos en los que no teníamos más remedio que aparentar ser agresivos para conseguir mantenernos con vida. Ahora, viéndolo desde la distancia, tengo que reconocer que nuestra sola presencia podía causar pavor. Sucios, desarrapados y casi siempre en grupo, todo el mundo nos evitaba, algo que nunca me importó hasta que la que nos evitó fue ella. La perseguimos, más por diversión que por hacerle nada, hasta que vimos como cruzaba la verja de entrada a una enorme mansión.
A partir de aquel día, comencé a rondar aquella puerta haciéndome el despistado, con la ilusión de volver a verla. Dos veces me paré delante y miré a través de la reja, admirando la belleza de aquellos jardines e imaginando que pasaba allí, junto a ella, el resto de mi vida. Sus ojos se cruzaron conmigo solo una vez y me pareció ver en ellos un atisbo de tristeza, justo antes de que los agentes del orden me llevaran detenido.
Fueron unas semanas tristes. Encerrado sin nada que hacer más que lamer mis heridas y recordar esos ojos verdes que se había convertido a la vez en mi obsesión y mi verdugo. No pasó un solo día en el que no la recordara ni una sola noche en la que apareciera en mis sueños…
Mi juventud jugó a mi favor. Tras pasar varias semanas recluido, una pareja decidió acogerme para darme una segunda oportunidad e intentar reinsertarme en la sociedad. Tenían una bonita casa en una localidad cercana, no tan grande como la de mi amor, pero también contaba con un jardín en el que comencé a pasar la mayor parte del tiempo. Necesitaba espacios abiertos, así había pasado los primeros años de mi vida y tras ese tiempo encerrado, apreciaba más que antes la luz del sol calentando mi rostro o el brillo de las estrellas en las noches despejadas. De vez en cuando me sentía observado. A veces descubría a papá (se empeñaba en tratarme como a un hijo, algo que le agradeceré toda mi vida) observándome desde el porche, por encima del diario que solía leer antes de comer, o a mamá sonriendo al otro lado de la ventana de la cocina. Alguna vez, sobre todo cuando el sol se ocultaba, me parecía ver una sombra vigilante en el exterior.
Todo cambió una noche de luna llena del caluroso mes de agosto. Había pasado todo el día en la montaña y decidí tumbarme sobre el césped a disfrutar de su frescor y de unos momentos de relax antes de dormir cuando su silueta se recortó en la oscuridad, sobre la tapia que rodeaba el jardín. Creí que se trataba de un espejismo. Estábamos a kilómetros de su casa, pero el brillo que la luna arrancaba de sus ojos era inconfundible. Maulló para mí y, al ver que me acercaba, cambió los maullidos por un suave ronroneo. No gruñí, ni ladré, tan solo me aseguré de que leyera en mi mirada lo que siempre había soñado decirle.
Un relato con un final sorprendente, me ha encantado como juegas con nuestra mente hasta el final. Buenísima historia de amor que supera los obstáculos de la vida. Suerte en el concurso.
ResponderEliminarMuchas gracias, David, por participar con este relato en el homenaje a Fitzgerald. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarMuy buen relato hasta el final amores que casi parecen imposibles. Nunca se sabe un saludo.
ResponderEliminarLa sorpresa, el juego de lo que el lector imagina, y un final inesperado. Mucha suerte, excelente relato.
ResponderEliminarMe ha encantado el giro final de la historia! ¿Podrán sentir enamoramiento? De ser así sería "intensísimo" como todo lo que hacen y sienten! Ja, ja! Un abrazo!
ResponderEliminarEncantador giro le has dado, te llena el corazón de alegría
ResponderEliminarUn abrazo, David
Estupendo relato, David.
ResponderEliminarLa gracia de la vida son estos giros inesperados con los que acostumbra a sorprendernos. Nunca podemos dar nada por hecho ni por perdido. Todo puede ser posible, independientemente de lo que dure después.
Mucha suerte en el concurso.
Un abrazo.
Felinos enamorados... dificil de creer, pero muchas veces la ficcion supera a la realidad
ResponderEliminarMe encanta como juegas al despiste, David. Tu relato es tan bueno como los seres sintientes que lo protagonizan.
ResponderEliminarUn saludo.
Además de inesperado final, y bien llevada la trama, tiene conflicto de clases diferentes, ¡e incluso especies!. Muy buena historia.
ResponderEliminarUn abrazo
Es genial tu relato. Sabía que algo sorprendente esperaba al final, pero nunca imaginé algo así. Eso sí que son impedimentos para un gran amor. y no son precisamente prejuicios, ja, ja.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un beso.
Realmente me sorprendiste con el final, nunca lo hubiera imaginado, me gustó mucho realmente, saludos. PATRICIA F.
ResponderEliminarHola David , que bonita manera de quedarte con la gente , jajajajaj
ResponderEliminaryo creí que hablabas de dos jóvenes rebeldes , y resulta que eran gatos.
Que belleza de relato , me a gustado te deseo mucha suerte amigo.
Saludos de flor.
Les auguro una larga relación, cobijados las noches de frío, bajo los tubos de escape de las máquinas de los humanos, ajenos al riesgo de aplastamiento.
ResponderEliminar¡Si señor! ya tardaba en leer lo que echaba de menos. Faltaba la relación primigenia, ese instinto básico y animal que nos atrae como imanes aunque el género sea imposible de acoplarse. Y es que cuando algo nos entra por los ojos y nos encaprichamos, caemos presos de nuestro propio deseo.
ResponderEliminarMuy buen final inesperado.
Un abrazo.
No siempre las diferencias son insalvables. Ladridos y maullidos como música de fondo a esta historia de amor.
ResponderEliminarUn abrazo, David, se te echaba de menos.
Por qué será que cuando se habla de amores y enamoramientos pensamo sólo en seres humanos? Has mostrado nuestro prejuicio de manera genial: todos tus lectores obligados a seguir hasta el final para caer rendidos a tus maullidos.
ResponderEliminarBrillante. Un abrazo
Un perro no es digno de una gata, esto sera escandaloso en ambos clanes.
ResponderEliminarHola David. ¡Qué buen final! inesperado, en ningún momento se ve venir, y sobre todo original. Un amor prohibido entre perro y gato es algo que ni me esperaba ni se me había ocurrido. Cuando al final vi aparecer al personaje femenino por la casa algo me chirrió, para enseguida encajar con el desenlace. Una historia bien llevada, con el manejo de los tiempos del relato perfectamente encajados y dándonos la información justa y adecuada en todo momento, y además con coherencia entre lo que se cuenta y el sorpresivo final, esta frase es buen ejemplo de ello "A veces descubría a papá (se empeñaba en tratarme como a un hijo, algo que le agradeceré toda mi vida) observándome desde el porche". Un abrazo.
ResponderEliminarohh . me has engañado completa y afortunadamente. me estaba empezando a chirriar todo... un joven no tan joven acogido por una familia rica... despues de estar en la carcel o el reformatorio... casi casi dejo de leer. pero el giro final en la ultima frase lo encaja tod perfectamente.me ha encantaado , sea perro y gata o mezcolanza, da igual. gato y gato tambien me hubiera servido, uanque ellos no vaya en pandilla.
ResponderEliminarabrazoo
Hola, David! Cómo nos has engatusado jajaja Muy linda historia que se lee con placer y sorprende al final. Muy buen trabajo!
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, David. Llevarse como perros y gatos es lo normal, pero a veces se produce el milagro y son inseparables. Los animales son más listos que nosotros en eso y si no hay necesidad para que establecer distancias o predicar prejuicios.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Muy buena, David. Aquí otro que no se vio venir ese final tan dispar y tan bien trabajado que he tenido que volver a leerlo para percibir esas semillitas que has estado dejando. Enhorabuena, compañero, has jugado a base de bien conmigo.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte!
Hola, David. Me uno al coro de sorprendidos. Ha sido genial. Me había llamado la atención esto de la adopción, la facilidad de acogida, pero ni por asomo lo imaginaba. Luego todo cuadra, la calle, el lazareto... Y una cosa nos has enseñado como es que entre los animales no existe el rechazo entre clases. Estupendo relato. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, David. ¡Vaya tramposo estás tú hecho! Me has engañado completamente. Te lo agradezco pues me has hecho sonreír. Un trabajo magistral. El amor perro-gato, imposible para algunos, hecho realidad gracias a tu buen hacer.
ResponderEliminarSeguro que conseguirás una muy buena puntuación. Felicidades.
Un abrazo enorme.
Hola, David. Estupendo relato con sorpresón final. Está claro que no hay mayor prejuicio que el de juntar a perros y gatos para amarse de esa manera. Ni por asomo, me di cuenta del quiz hasta la última frase. ¡Muy bueno!
ResponderEliminarSuerte con el concurso. Un saludo.
Hola David que bonita historia de amor con ese final sorprendente, que bien lo cuentas, que tierno como describes la vida de él y todo lo que hace para verla a ella y las consecuencias que le acarrea. Un perro callejero y una gatita de alta cuna, que a su manera se quieren.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Un abrazo y suerte en el concurso
Puri
Hola , David. Una gran distancia y muchas barreras que superar entre perros y gatos, jeje. Nos has llevado engañados hasta ese final sorpresa que descubre el pastel.
ResponderEliminarSaludos.
David, si es que no hay nada imposible sobre la faz de la Tierra que no pueda materializarse en un buen relato. Muy buena sorpresa final, con un desenlace humanizado para esos dos maravillosos animales. Buena historia de amor.
ResponderEliminari
Me ha gustado el relato. Suerte en el Tintero. Un abrazo.
Estupendo relato, muy bien llevado, con un final que no ves venir y sorprende. Me ha encantado. Un abrazo,
ResponderEliminarEsto si que es un amor imposible, un final sorprendente e inimaginable. Suerte, abrazos virtuales desde Venezuela.
ResponderEliminar¡Estupendo relato!, me encantó. Me parece súper imaginativo y original. Y como dicen en los comentarios, ese sí que es un amor imposible.
ResponderEliminarGenial.
Mucha suerte en el Tintero.
Un saludo.
Genial, me encanta <3 Me encanta como va creciendo la historia. Sí que parece un amor imposible, pero al menos ahora tienen un momento juntos. Seguiré leyéndote, un abrazo!
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