Siempre he sentido que tiene algo hipnótico, no sé por qué, pero el danzar de las llamas me relaja hasta un punto insospechado. Mente en blanco, solo el crepitar de los pequeños leños alteran el silencio de esta gélida noche de invierno. La llama, que hace poco iluminaba toda la cabaña, comienza a debilitarse, a titilar cada vez de forma más débil, hasta que con un último estertor, desaparece. El rojo de las brasas se intensifica llegando al blanco en algunos puntos de los troncos.
Tus pisadas hacen crujir el suelo de madera. Caminas descalza, despacio, vestida tan solo por una camiseta gris que te acentúa las caderas cubriéndote hasta mitad de los muslos. Traes dos copas de vino tinto y me ofreces una mientras veo el brillo de las brasas reflejado en esa mirada felina. Haces que me mueva para colocarte detrás de mí, con la espalda apoyada en el sofá y una pierna a cada lado de mi cuerpo. Me abrazas y me llevas hacia ti. Noto tu cuerpo pegado al mío, tu pecho clavándose en mi espalda a través de la fina tela de la camiseta. Apoyas la barbilla sobre mi hombro y me susurras algo al oído asegurándote de que tus labios rocen el lóbulo de mi oreja de forma despreocupada. Me besas el cuello y me aprietas todavía con más fuerza, como si quisieras aprovechar el calor para fundirnos en uno. Siento como las brasas vuelven a arder dentro del habitáculo. Me dejo llevar…
¡Hola, David! Qué escena más sugerente, me has dejado con ganas de más, jeje. Y sí, apostemos todo al rojo, esa atmósfera que las llamas provocan y esa situación que se adivina después, todo muy rojo, sí, muy, muy rojo. Bendito rojo que aplacas a mi azul cuando me besas... (Se me acaba de ocurrir el verso, quizá lo continúo, me has inspirado).
ResponderEliminarMuchas gracias, David, por tu inspirador microrrelato.
Un abrazo. :)
Hola David. El rojo es lo que tiene, que es el color de la sensualidad y la pasión. No hace falta mucha imaginación para saber lo que esconde ese último "me dejo llevar", pero eso queda para la intimidad de los protagonistas. Un abrazo.
ResponderEliminarHola David, el rojo sin dudas es pasión, sensualidad, amor y lo refleja como tu micro que es excelente, pues sugiere todo lo que ocurre en ese momento íntimo entre esa pareja y ese dejarse llevar del final, muy bueno.
ResponderEliminarSaludos.
PATRICIA F.
No es solo por el color rojo. La chica también influye, jajaja.
ResponderEliminarBuen micro, David.
Un abrazo.
El rojo y el fuego, sin duda no pueden evitar despertar pasiones! Je je! Un relato muy sensual y sugerente! Un abrazote!
ResponderEliminarMUy sugerente la verdad. Buena aportacion. Saludos!
ResponderEliminarlady_p
Muy sensual y muy elegante. Una escena muy bien dibujada en torno a la metáfora del fuego y el rojo pasión. Estupendo, David,
ResponderEliminarPrecioso el cuadro que describes. Una preludio de lo más prometedor para esa pareja. Pocas escenas habrán poblado más a menudo la imaginación humana que una cabaña donde crepite un buen fuego, una copa de vino y la persona amada por toda compañía... Sugerente y con ganas de seguir viendo la escena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una pintura que está muy viva, que sigue el movimiento de las llamas, que sabe hacerse brasas y volver a la pasión. Bello relato de gran sutileza- Un abrazo,
ResponderEliminar¡Hola David! Un sugerente micro que atrapa desde el primer momento con ese crepitar de las llamas que casi podemos sentir.
ResponderEliminarUn saludo.
Excelente relato en rojo, muy sensual. Enhorabuena.
ResponderEliminarHola David un relato muy hipnótico entre el deseo y la sensualidad y el calorcito. Buen finde. Un abrazo.
ResponderEliminarHola David.
ResponderEliminarUna sutil y sensual escena entre el rojo del fuego y el juego de los cuerpos. ¡Excelente! Un abrazo.
Marlen
tE DIRÍA QUE EL FUEGO no es exactamente rojo, pero creo que la escena iba a acabar igual, y lo que bullía en las venas sí que era rojo.
ResponderEliminarAbrezooo
Hola David, atrayente relato lleno de sensualidad. Un rojo vibrante. Un abrazo
ResponderEliminarCaray David, el primer párrafo no deja ver lo que se venía encima, incluso ya se estaba medi apagando el fuego cuando hace su aparición la dama de rojo intenso por dentro y gris por fuera, gracias a la vestimenta que de seguro terminó ardiendo en el fuego.
ResponderEliminarMe gustó mucho el inicio, porque también a mi me parecen así las fogatas, hipnóticas, atrayentes y relajantes. Buen micro, ardiente y sensual.
Muy bueno. Ese color rojo, del fuego, primero externo y luego interior, está bellamente descrito. El fuego es casi hipnótico cuando se mira, y así se inician muchas historias de amor.
ResponderEliminarMe encantó. Un fuerte abrazo
Del relato emana calor de las llamas crepitantes y de la pareja y al final el rojo lo cubre todo. Aplausos y abrazo
ResponderEliminarEsa pasión que se sale de la pantalla y lo impregna todo de rojo, uno vivo, intenso, como el fuego mismo. Que buen relato, David, me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo