martes, 3 de julio de 2018

LA DECISION


El sol comenzaba a hundirse en el pacífico cuando salió a pasear.  Notó el calor de la arena bajo sus pisadas, jugueteando entre sus dedos a medida que caminaba hacia la orilla para mojarse los pies descalzos. Le encantaba el olor a mar y caminar sobre la arena mojada hasta ver como  las olas, que  cansadas de su largo  viaje se rendían al llegar a la playa,  borraban las huellas que iba dejando tras de si. Era curioso, toda la vida se había dedicado a borrar su rastro y le resultaba paradójico observar la facilidad con la que el océano lo hacía desaparecer.





 El agua no estaba tan fría como en el Atlántico, pero no tenía nada que ver con su mar. Sabía que el trabajo para el que había nacido tenía sus inconvenientes. Tenía que reconocer que conocía cada rincón del planeta, pero solo, siempre solo. Viajar de país en país sin llegar a echar raíces nunca, sin formar esa familia de la que solía hablar de joven, mientras abrazaba a su chica a orillas del Mediterráneo, fue el precio a pagar. Todo eso quedó atrás en el momento en el que decidió su profesión. 




Se tumbó y fijó su vista en las nubes que se transformaban sobre su cabeza. Dejaba su mente en blanco y admiraba las figuras que formaban en distintos tonos de grises. Un coche descapotable se desfiguraba lentamente hasta parecer un cohete espacial y de ahí pasaba a mariposa de grandes alas. Sabía cómo terminaría aquello, siempre lo hacía igual. Las dos alas se unían poco a poco y comenzaba a intuirse algo que para él era un rostro humano. Sucedía continuamente. A veces creía cruzarse con ellas, otras, aparecían en sus sueños y también había momentos como este, en el que tumbado sobre la blanca arena, sentía una mirada acusadora que le juzgaba desde el cielo.




La decisión estaba tomada. Recuperaría su verdadera identidad y volvería al lugar donde nació. Quería volver a tener una vida normal, aunque era consciente que el recuerdo de sus víctimas le perseguiría durante el resto de sus días.

10 comentarios:

  1. Grandioso texto
    has logrado dejar en nosotros ese halo de.....
    Brindar con champaña los momentos

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  2. Qué final más inquietante.
    Al principio cuando he leído lo que volvería al lugar donde nació, he pensado, uno siempre termina por regresar al lugar al que llamó o sintió su hogar. Pero no esperaba esa sombra que dejas, :O ¡Miedo!
    Un beso, y feliz fin de semana.

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    1. Gracias Irene!! Es una profesión, nos guste o no... Por suerte parece que habrá uno menos por el que preocuparse.
      Un beso

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  3. Inquietante relato y sorprendente final, David.
    Esperemos que deje su "profesión" y que disfrute de la paz del Mediterráneo. Un abrazo.

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    1. Pocas cosas pueden mejorar la paz del Mediterraneo!!! Si es que tierra tira mucho ;)

      Un beso

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  4. Bueno. Aunque coincido mejor el final. Algo inesperado. Pensar que lo que parecia un sueño era una huida. Saludos

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  5. Menudo final. Me ha gustado mucho. Gracias por compartirlo.

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