miércoles, 27 de mayo de 2020

LA TIERRA DE LOS SUEÑOS

 

Me estresa la vida en la ciudad. Despertador, ducha, desayuno rápido y a correr. Caravana, trabajo y a comer deprisa para volver a la lucha cotidiana. Tengo un único momento de libertad: cuando llega la noche y comienzo el viaje, ese instante en el que, entre la conciencia y la inconsciencia, comienzo a adentrarme en la tierra de los sueños.

Me zambullo en un mar de agua dulce y nado a toda velocidad convertido en un pequeño delfín. Paso entre los rosales verdes que florecen en el fondo y dejo atrás tiburones y miedos mientras las sirenas que me acompañan lo amenizan todo con su bello canto. Esquivo muros de coral multicolor y bosques de pinos antes de empezar a subir buscando la superficie. Rápido, más rápido, hasta salir del agua proyectado hacia el cielo azul y alejarme cada vez más del líquido. Veo mis garras, y unas enormes alas doradas me elevan cada vez más hasta que comienzo a planear entre nubes de algodón de azúcar convertido en águila.

A mis pies, se dibuja una pequeña isla verde y me precipito en picado a recorrer su contorno: una pequeña cala da paso a una larga playa de arena azulada que las olas besan con infinita dulzura. Árboles frutales separan la arena de un frondoso bosque y raseo el vuelo hasta que las rocas ganan terreno y la playa se vuelve un acantilado con el que las olas no son tan delicadas. La espuma me salpica y me moja la cara. Respiro hondo y suspiro.

En la tierra de mis sueños hace tiempo que vive una mujer. No sé si es alta o baja, si rubia o morena… la verdad, no sé quién es. Hay noches en las que llega en forma de loba, alerta y amenazante, con sus ojos verdes clavados en mí sedientos de sangre. Entonces me transformo en un enorme lobo de lomo plateado, corro tras ella ladera abajo y la alcanzo justo cuando llega al claro del bosque que hay junto al río. Me muerde las orejas bajo el brillo de las estrellas y aullamos juntos a esa enorme luna azul que nos ilumina durante los quince últimos meses del año.

A ese claro llegó otra noche. Caminaba desorientada con el pelo rojo cubriendo la mitad de su espalda. No habló. Se sentó junto a mí y me miró mientras cogía mi mano y la llevaba a su pecho. Noté cómo latía su corazón y cómo el mío se aceleraba hasta que ambos llegaban a acompasarse formando un solo latido. Una vez fundidos ambos corazones, el tiempo perdió su sentido y las horas iban pasando sin cuento. El calor del sol, acompañado del canto de los sinsajos, era lo único del mundo exterior que demostraba que había vida fuera de ese remanso de paz.

Me miró a los ojos y me besó. Fue un beso dulce. Nada más que un beso, o nada menos que un beso. Un escalofrío recorrió mi espalda, mi piel se erizó y me fijé en el rubor de sus mejillas. Le pasaba algo, sentí que le faltaba algo…

En otra ocasión, una figura se acerca andando por la playa. No es muy alta. Reconozco esa forma de caminar. Lleva un vestido veraniego, blanco, que le llega por debajo de la rodilla y hace resaltar todavía más el color moreno de su piel. La brisa marina revuelve su pelo negro del mismo modo que los dedos de sus pies descalzos remueven la arena mojada a cada paso que da. El sol del atardecer ilumina el reguero de pasos que deja atrás. No gira la cabeza. Camina hacia delante sin titubeos, alejándose de una extraña y densa niebla negra que se ha formado detrás de ella.

De repente surge un perro de la nada y comienza a retozar a su alrededor. Creo que es la primera vez que veo su sonrisa. El brillo del sol parece una triste vela titilando ante la luz que irradia ese rostro, esa sonrisa, esos ojos verdes…

Me alcanza y se sienta a mi lado sin decir nada. Apoya la cabeza en mi hombro y yo rodeo con mi brazo los suyos.

—Gracias —me susurra al oído.

Noto su boca junto a mi cuello y mi mano pasa de su hombro a su nuca. Clavo mis ojos en esos dos pozos verdes y me doy cuenta de que todo lo que busco se encuentra en ella. Nuestros labios se rozan sin llegar a besarse hasta que me tumbo de golpe arrastrándola hacia mí.

—¡Estás loco! —ríe—. Esto es una locura…

Nos amamos como dos chiflados. Mientras, el sol acaba por esconderse y las lunas comienzan a asomar por el horizonte en el momento en que, exhaustos, nuestros cuerpos dejan de moverse y nuestras bocas de comerse a besos. Noto cómo su respiración acelerada se va serenando sobre mi pecho, cada vez menos entrecortada, cada vez más relajada, hasta que termina por desaparecer.

Abro los ojos por fin. La luz se filtra por las fisuras de la persiana que cubre la ventana de mi habitación. Estoy solo, en una cama enorme y con una extraña sensación que no sabría definir.

«¡Por lo menos es sábado!», pienso a modo de consuelo.

Me incorporo y decido que aprovecharé el día. Saldré a pasear, a disfrutar de lo que la vida me ofrece y, con un poco de suerte, tal vez me cruce con ella un breve instante y compruebe que esa mirada existe. Quizás esos ojos no son solo un sueño…

23 comentarios:

  1. Hola, David. He disfrutado mucho de estos hermosos sueños convertidos en un cuento de lo más fantasioso y romántico; ¡qué bien has unido los dos mundos regidos por esos adjetivos!
    Te felicito y te deseo mucha suerte en El Tintero.
    Un fuerte abrazo, compañero.

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  2. Hola, David.
    El consuelo del día, la llegada de la noche y soñar o imaginar. El contrapunto perfecto contra la rutina de una realidad monótona y odiosa. Has expresado bellos momentos que, acompañados de una música, son perfectos.
    Te felicito por un magnífico relato.
    Saludos.

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  3. Muy romántico y muy evocadoras esas descripciones con que comienza el relato. Muy bonito, David. Mucha suerte.

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  4. David has escrito un cuento que me ha parecido muy romántico. Un abrazo.

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  5. Hola David, has escrito un relato tremendamente sensorial y onírico.
    Preguntabas a David si el cuento entraba en los requisitos de la convocatoria de Alicia, y aunque no hay guiños claros del cuento de Carrol, la esencia de ensoñación y fantasía es un ingrediente básico y poderoso, presente en tu sensible relato.
    Un abrazo David.

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  6. Hola David. Preciosa sucesión de escenarios oníricos la que nos traes en esta ocasión, y al final una esperanza, que no todo sea sueño y que esos ojos de mujer existan en la realidad.
    Un abrazo enorme, amigo.

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  7. Hola, David, me ha gustado esta Tierra de los sueños, ese maravilloso canto a la naturaleza y el amor libre fuera de la estresada vida en la ciudad es tan onírico, pero a la vez nos lleva con el protagonista a la esperanza de que un día se conviertan en realidad. Las descripciones son tan ricas que las visualizas como si estuvieras ante una pantalla de cine, sientes el agua que te moja y el sabor a mar, el olor a naturaleza sin contaminación.
    Me he quedado sin saber el significado de la palabra: sinsajo por el contexto me imagino que serán aves.
    ¡Felicidades y suerte en El tintero!

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  8. Hola David
    Inicias con una pausa para mostrarnos los avatares de la monótona vida del personaje, que le da congruencia al final del cuento, lo redondeas. Al segundo párrafo no tienes trabas ni para la imaginación ni para el ritmo, fluye la lectura rápida, acelerado ritmo sin tregua, nos sacudes, nos introduces al mar, nos haces volar y después nos aterrizas en un amor ideal, onírico. Muy buena propuesta. Un abrazo.

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  9. Hola, David
    Un relato de tema romántico. Muy bien logradas las sensaciones oníricas que logran dominar a las rutinas estresantes. Muchas gracias. Buena suerte para vos.

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  10. Hola, David. Un relato lleno de fantasía y poesía. Me ha gustado mucho. Un abrazo

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  11. La vida se ha convertido en eso, un remanso de nervios y estress contrastado con esos momentos de obligado descanso. Una doble vida que has plasmado de manera magistral. Me ha gustado mucho. Sin ser consciente de ello me he visto envuelto de tus letras y no he resurgido hasta que el protagonista vuelve a abrir los ojos. Un minucioso trabajo de imágenes y sentimientos muy bien dibujados.
    Felicidades, me encantó.
    Un abrazo y mucha suerte.

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  12. Hola David,
    Mucho mejor es contar con esos sueños para descansar de una pesada jornada laboral, que pegarse a un televisor. Alguien que sueña así, merece sin dudas, encontrar esas imágenes en la realidad. Y seguramente como en los mejores cuentos de fantasía, así será. Mucha suerte en el concurso. Un abrazo

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  13. Hola David, y los sueños quedan como puertas a la imaginación, quien sabe si esas aves vuelen algún día, si esa mujer deseada venga, que no desaparezcan los sueños, porque en ilusiones sembramos nuestros pies para que crezcan aritos de cebolla que nos envuelvan y protejan de crecer y hacerse ave sin vuelo. La tierra de los sueños. Gracias por compartir tus sueños. Un abrazo

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  14. A veces a todos nos gustaría quedarnos a vivir en el mundo de los sueños, en ocasiones son más amables que la realidad. Un relato escrito con lenguaje poético y cuidado, elevado por momentos, lleno de guiños al amor romántico, que termina con una esperanza. Buena propuesta para el Tintero. Un abrazo, David.

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  15. Un relato cargado de romanticismo y sueños. Una duplicidad de vida la que tiene tu protagonista y que va del día a día al vuelo al mundo de los sueños.
    Me gusta como lo has ambientado .
    Un abrazo
    David
    Puri

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  16. Un relato lleno de fantasía y romance. Saludos cordiales desde Venezuela. Suerte en el Tintero de Oro.

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  17. Hola, David
    Sólo en nuestra mente somos totalmente libres, y nuestra imaginación la llave para crear ensoñaciones, como este romántico relato. Me gustó su narrativa, impecable. Una historia entretenida, bien contada con secuencias oníricas y reales.
    Saludo

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  18. Esos dos enormes e insondables ojos verdes no se pueden soñar,... son una realidad.

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  19. Hermoso relato, David. El mundo de los sueños es poderoso, me he sentido transportada yo también a él, lejos de mi ciudad contaminada. He disfrutado la lectura.
    Un abrazo

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  20. Hola, David. Con sueños como esos, apetece estar durmiendo todo el día. Historia singular con una atmósfera onírica muy lograda. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo.

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  21. Me has dado la oportunidad de visionar un mundo onírico con la capacidad incluso, de sentir, gracias a tu narrativa, unas sensaciones y unos sentimientos profundos. Y es que cuando la aventura trata de buscar a la mujer que llene tu vida, se convierte en algo casi trascendente.
    Un abrazo, compañero.

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  22. Hola, David. Es tarde y me voy a dormir, a ver si tengo la suerte de tener un sueño parecido. Un abrazo y suerte en el Tintero.

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