Siempre
le había relajado la música. Sus padres no se percataron pero su abuela sí.
Ella fue la primera en descubrir cuál era la mejor manera de que aquel niño,
pequeño y revoltoso a pesar de sus deficiencias, se mantuviera calmado. Fue
curioso ver cómo, a pesar de que dicen que las música las amansa, fue
precisamente música lo que empezó a brotar de forma descontrolada de la mente
del que hasta ese momento era una fiera.
Su
abuela fue la que le explicó como el abuelo José la había conquistado tocando
el piano, le habló de los grandes músicos y escuchó sus obras con él. Le contó
historias de rivalidades entre niños prodigio que a día de hoy no existían
porque la música clásica, poquito a poquito, se estaba muriendo.
−Pero
no morirá mientras haya alguien que haga girar un disco de Vivaldi o unas manos
acaricien un teclado.
Porque
ella era así, melómana empedernida. Amante de vinilos y de la que llamaba “verdadera
música”. Él sabía que más de una vez, aquella anciana lloró a su lado al
escuchar los acordes de Claro de Luna, pero nunca lo pudo constatar. Desde que
tuvo uso de razón, sus cuatro sentidos se desarrollaron para compensar la
oscuridad que cubrió sus ojos al nacer. Así, nunca vio llorar a su abuela, al
igual que nunca pudo ver un piano, pero eso no impidió que las mismas manos que
habían enjugado aquellas lágrimas sin verlas, acariciasen las teclas cuyo
sonido también le hacía sonreír.
Ella ya no sabía identificar la música, tan
solo tenía claro que era un piano y que le gustaba como sonaba. Los acordes se
enlazaban suaves, delicados, acompasados a pesar de los cambios de tono, a
pesar de cambiar el ritmo y la intensidad constantemente. Le relajaba. El chico
que estaba sentado en la banqueta le gustaba, le resultaba familiar, aunque no
sabía por qué. Pensó que sería bonito que le invitara a salir justo antes de
que una sonrisa infantil se adueñara de su rostro y su mirada se perdiese en el
infinito…
Simplemente, maravilloso... ¡me ha gustado! Saludos.
ResponderEliminarQué maravilla, David. Realmente se queda una sin palabras porque todo lo que se puede decir, lo has dicho tú en el relato.
ResponderEliminarUn beso.
RECIEN TE DESCUBRO ME HAS MARAVILLADO UN SALUDO DESDE LO LEJOS
ResponderEliminarmIAMI
Un relato precioso, David. Enhorabuena.
ResponderEliminarLa música como emoción y recuerdo...
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