Se me hace raro no saber dónde está. Lo he intentado, pero no concibo mi vida sin él. Lo peor es no saber por qué me ha abandonado, ni si piensa volver. Pensar que le haya podido pasar algo malo y esté solo y perdido a saber dónde me hace sufrir, pero pensar que pueda haberme cambiado por otra pareja es algo que no puedo soportar.
Mi primer recuerdo es del viaje desde China. Un trayecto largo… ¡menos mal que enseguida congeniamos! Y desde aquel momento, inseparables, para lo bueno y para lo malo. Disfrutamos y sufrimos juntos aquel largo viaje a pie por el norte de España, pasando por albergues de los que salíamos casi peor de lo que entrábamos, pero no había tiempo para quejarse ni pensarlo. Teníamos claro que merecía la pena el sufrimiento, que pisábamos lugares preciosos y que la recompensa, tarde o temprano, sería un baño de espuma y agua caliente que nos haría disfrutar aún más si cabe de aquel esfuerzo.
La carreras juntos bajo la lluvia, las noches de invierno enredados en la oscuridad… tal vez durante esas confesiones comenzó a surgir alguna duda. Sé que le molestaba que yo prefiriese la izquierda, aunque jamás me lo reprochó, igual que yo no le eché en cara que el fuese más de derechas. Al fin y al cabo, lo que nos unía era mucho más profundo, era algo que no se podía romper por una tontería como esa, aunque ahora tengo mis dudas…
Desapareció hace dos semanas y sé que es cuestión de tiempo que otro aparezca por aquí y se convierta en mi nueva pareja. No será como él, ni como yo, simplemente será como otro de los calcetines de los que parece alimentarse la maldita lavadora.
Buenísimo. Las lavadoras secuestran los calcetines dejándolos desparejados. Al final entre un abandonado y otro, se consigue recuperar "parejas" un tanto dispares. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso.
Muy bueno, David! Yo venía pensando en cuál sería la sorpresa, pero me sorprendiste gratamente y con una sonrisa. ¿No es cierto que las lavadoras deben tener un compartimiento donde las medias sueltas se lamentarán o quizás se armen sus fiestas, así libres. Un abrazo
ResponderEliminar¡Me encanta! Muy ingenioso, David. Siempre me pregunto a dónde van esos desaparecidos sin par.
ResponderEliminarUn abrazo.
Genial, para mí son importantes los calcetines. Siempre tengo alguno nuevo para elegir con cuidado un momento importante para estrenarlo. Lo mejor es cuando llevo uno de cada, no lo hago por despiste sino por fetiche cuando no sé como va ir el día. Original relato. Un abrazo
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