"Dígale, agente, que no tuve más remedio que matarle”. La última frase que me dijo retumba en mi cabeza mientras recorro el largo pasillo. Había sido un caso extraño desde el principio y el final no podía ser diferente.
Cruzo la puerta que da al enorme jardín, un auténtico paraíso, seguro que aquí no resulta difícil olvidarse de los problemas pasados. En una zona de frutales destaca su melena rubia. Se le ve tranquila, serena, casi feliz…
Camino hacia ella inseguro. Dudo que esto tenga algún sentido, pero siento la necesidad de trasmitirle su mensaje, las últimas palabras que escuché antes de que aquel disparo acabase con mi vida.
Parece que este personaje sí que se encontró con el paraíso y con la oportunidad de transmitir mensajes entre este mundo y el otro. Me ha gustado mucho. Es muy sencillo, muy corto y, con pocas palabras, cuenta muchas cosas.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, David.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con Rosa, con tan pocas líneas has explicado toda una historia, que se visualiza y crea en la cabeza como una película en blanco y negro. Es muy bueno, bueno de verdad.
Un beso.
Decir tanto en tan poco, eso no es nada fácil. Tú lo has hecho. Crack
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