Hoy este rincón cumple cinco añitos y aunque durante los últimos meses no le estoy haciendo todo el caso que se merece, sigue siendo parte importante de mi vida. A veces los nuevos proyectos (que poco tienen que ver con las letras) y otras, no nos engañemos, la falta de motivación hacen que cada vez me cueste más sentarme a escribir. Hay momentos en los que creo que sería más sencillo dejarlo estar o incluso empezar de nuevo en otro lado. Luego reflexiono y me doy cuenta de que, para bien o para mal, “Bajo mi embarcadero” es el camino que tomé en su día y aunque pueda hacer que cambie de dirección, no debo abandonarlo.
No es nada nuevo que en el mundo que nos ha tocado vivir, entre estrés y prisas, la presión del trabajo, la de la convivencia (aunque viva solo convivo con mucha gente en el día a día) y a la que nosotros mismos nos sometemos, apenas tenemos tiempo para parar y dedicarnos unos minutos a relajarnos. Hay veces que incluso nos da la sensación de que perdemos el tiempo si pasamos un día paseando, tirados en el sofá viendo una serie o simplemente leyendo. “Este fin de semana no he hecho nada”. Tal vez si hiciésemos una segunda lectura de ese “nada” seríamos conscientes de lo importante que puede llegar a ser.
Es curioso, pero me he dado cuenta que cuando peor estoy, cuando más ganas de parar el mundo tengo, yo camino. Sí, camino para parar. Tal vez por eso tengo tanto cariño a este blog, forjado a base de desgastar bolígrafos y suelas. Tal vez por eso estoy escribiendo este sin sentido, porque he decidido parar y, después de toda la mañana caminando, me han entrado ganas de abrir una cerveza fría, coger un bolígrafo y volver a invitaros a esta senda por la que hacía tanto tiempo que no transitaba.
Perdonad por el tostón, igual no es lo que esperabais, pero sigo teniendo la necesidad de parar así que prometo volver a caminar en breve y retomar “Bajo mi embarcadero” allí donde lo dejé, sin importarme hacia dónde me lleve.
Gracias por estar ahí.
Hola, David. Mientras sigas teniendo esa necesidad de coger un bolígrafo y dejar unas líneas este blog será necesario, para ti y para nosotros.
ResponderEliminar¡¡¡Muchas felicidades!!! A por otros cinco años más.
Pues felicidades por ese quinto aniversario. Cierto que hace tiempo que no se te ve por aquí, pero es que esto es algo que hay que hacer con ganas y por placer. Si hay una temporada que no apetece, pues se deja y ya se retomará en otro momento.
ResponderEliminarYo hace mucho que aprendí la importancia de saber «perder el tiempo». Nada me parece más provechoso que hacerlo leyendo tumbada en mi sofá. Desde que me he jubilado, cada vez lo practico más.
Un beso.
Hola David, felices cinco años compañero. Se te entiende y comprende. La motivavión y la ilusión son claves para todo, y por suuesto para escribir. Y si escribes es para que otros lean tus historias, y la historia siga viva. Y cada vez cuesta más, aprecen otras orillas y tú sigues remando. Lo dicho, felices pasos caminante. Un abrazo.
ResponderEliminarPues adelante David,
ResponderEliminarMe alegra mucho ver algo nuevo por “Mi embarcadero”, aunque sean esas palabras para avisarnos que esto no para. A de ser complicado mantener vivo un blog como este, cuando no te dedicas profesionalmente a las letras. Impaciente por el siguiente relato.