Me advirtieron de que no volviera a la ciudad de noche y por esa carretera, pero aunque un escalofrío recorrió mi espalda cuando me contaron la historia de Antonio, decidí coger el camino más corto. Ahora, conmocionado y con el coche destrozado contra un árbol, todavía dudo de lo que creo haber visto…
Según me contaron en el bar, todo comenzó un carnaval. Un grupo de chicos del pueblo habían ido a la ciudad de fiesta y, como tantas otras veces, decidieron hacer a pie el camino de vuelta. Eran casi dos horas, pero a pesar del frío, la luna llena hacía agradable el paseo por la carretera que circulaba entre bosques. Dicen que Antonio se quedó rezagado y nunca más se volvió a ver su cuerpo. Tan solo la peluca rizada de su disfraz de payaso, cubierta de sangre, apareció en la cuneta. Durante mucho tiempo no se supo nada hasta que años después, una noche de luna llena, un coche se salió de la carretera. El conductor estaba fuera de sí, intentaba convencer a la policía de que un payaso ensangrentado había aparecido en mitad de la calzada. Desde entonces la historia se ha repetido. Muchos accidentes y algunos que aseguran haber atravesado su cuerpo sin notar impacto con el coche, incluso viendo su reflejo en el retrovisor mientras aceleraban alejándose aterrorizados.
Maldigo no haber elegido otro camino. Salgo del coche desorientado y me adentro en un silencio sepulcral donde una enorme luna llena ilumina una carretera desierta.
Buena historia de fantasmas, entre la chica de la curva y el payaso asesino. Un cuento para noches frías de copa y charla.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola David. De nuevo nos vemos por Tintero, compañero.
ResponderEliminarNo se ha hecho necesario contar que le ocurrió o que va a ocurrirle al contador sujeto de la historia, basta con narrar lo que le sufrieron otros, así que la parte final, en el bosque con luna llena y silencio sepulcral es más que suficiente para crear expectativa. Buen truco del almendruco, colega.
Inquietante relato que nos pone en situación de imaginar muchas cosas y aportar nuestra propia idea a su resolución. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn beso.
Final cerrado con ña puerta entreabierta y asomarse a ver como el prota se aleja por la carretera y la semana que vieneel payaso tendrá compañero de fechorias.
ResponderEliminarUn gusto
Saludoss
Un buen comienzo ,que hace que te adentres en la leyenda al darle esas gotas de realidad , tan necesarias para estas historias. Un saludo.
ResponderEliminarHola, David. Una muy buena versión de esa mujer de la curva que tantas leyendas lleva a sus espaldas.
ResponderEliminarUn muy buen trabajo, como siempre.
Felicidades.
Hola David , es muy buen relato y viendo la foto del
ResponderEliminarpayaso no se como el protagonista no acabo medio loco o en un psiquiátrico
encerrado , la verdad es que el relato te deja un poco la sangre helada.
Te deseo una feliz semana , saludos de flor.
Qué bien mantienes la tensión del relato, David. Una historia muy inquietante con un final que se adivina e impacta mucho al quedar algo en el aire. Me ha encantado.
ResponderEliminarHola David, un relato fantasmal muy tradicional como leyenda, incluso más terrorífico que el de la mujer de blanco, porque los payasos tienden a infundir más miedo, a pesar de que su oficio es hacer reír, una controversia que ya es otra leyenda urbana también.
ResponderEliminarLástima que viajara solo y no hubiera nadie que le dijera, "te lo advirtieron". Aunque creo que el payaso se lo dirá muerto de risa, ja, ja.
Muy bueno, felices días para ti.
Has combinado dos elementos muy propios de las historias de terror: la desaparición inexplicable de alguien en un bosque y en plena noche, y la figura del payaso, que al parecer da repelús a más de uno, especialmente si está ensangrentado, je,je.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un abrazo.
Hola, David. Mira que dan mal rollo los payasos cuando no están actuando en el circo. Seguro que el esqueleto de este haya quedado oculto en algún barranco u una pequeña gruta oculta por la maleza y sea su espíritu quien sin saber su mortal estado siga pidiendo ayuda a pie de carretera. Saludos 🖐🏼
ResponderEliminarHola, David. Me ha gustado como has anticipado el desenlace. Además de como haces que la tensión vaya creciendo paulatinamente. Y como el final nos permite aportar nuestros miedos para finiquitar un muy buen relato. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Hola, David! Una leyenda urbana en toda regla, ideal para contarla de viva voz al calor de una fogata. Un abrazo!
ResponderEliminarHola David. la chica de la curva que se transforma en el payaso de la carretera, todo un clásico contado desde otra perspectiva. Muy conseguido el ambiente tétrico de esa carretera rural. Un abrazo.
ResponderEliminarNo quiero ni pensar cómo será el circo.
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