Siempre sentí animadversión hacia las costumbres importadas de Estados Unidos, por eso nunca lo disfruté como Ferrán. El vecino del sexto, llevaba toda la semana avisándome de que tenía preparada una sorpresa que nos dejaría a todos con la boca abierta. A pesar de estar avisado, al abrirse el ascensor pasé del susto a la sonrisa.
Ferrán yacía en el suelo del ascensor, disfrazado de vampiro, con una estaca de madera rodeada de una gran mancha roja clavada en el pecho.
-¡Joder que susto!-no contestó- Como te vea la Sra. Milagros le va a dar un parraque… ¡Disfruta el día y pásalo de muerte!
Marché a trabajar admirando lo metido que estaba en su papel.
De regreso a casa, el tumulto que había ante la portería me hizo acelerar el paso. Dos ambulancias y varios coches de policía cerraban el paso al portal. En el suelo, la Sra. Milagros parecía reaccionar al masaje cardíaco al que los chicos del Samur la estaban sometiendo. Del interior surgió una camilla en la que alguien, completamente tapado, no había tenido tanta suerte como la anciana.
La peluquera de la esquina estaba informando a varios curiosos. Al parecer, Ferrán llevaba todo el día muerto en el ascensor y aunque algunos vecinos le habían visto, pensaban que era una de sus bromas. Los sanitarios que acudieron a socorrer a la Sra. Milagros, a la que le dio un síncope al verlo, fueron los que se dieron cuenta de que aquella había sido su última broma.
Sin duda fue la gran broma final de Ferrán, un buen relato. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuy realista para ser disfraz, pero es un muy buen texto.
ResponderEliminarUn abrazo
Una de dos: o se pasó de rosca o bien alguien se lo tomó tan en serio que se lo cargó por vampiro, je,je. A mí tampoco me gustan las modas importadas. Si Ferrán hubiera pensado igual, seguramente no habría terminado de ese modo. No hay que tentar a la suerte.
ResponderEliminarMuy bien micro.
Un abrazo.
Hola, David. Seguro que alguien, harto de sus bromas, no soportó la última y se la hizo buena. Tan perfecta que nadie se dio cuenta de la realidad. Estupendo micro. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Vaya! Pues sí que se metió en el papel, el pobre Ferran... Muy buen micro, David. Felicidades.
ResponderEliminarY tanto que estaba metido en el papel. Si es que algunos vecinos tienen muy poca paciencia y claro, luego pasa lo que pasa. Me ha gustado el micro.
ResponderEliminarSaludos.
Hay que aprovechar las situaciones y en este caso el carácter bromista ha dado una coartada al asesino y le ha jugado una mala pasada a la víctima.
ResponderEliminarUn beso.
Eso es lo que se dice "meterse en el papel". Para no hacer bien las cosas, mejor no hacerlas.
ResponderEliminarMuy divertida tu aportación, aunque a la Sra. Milagros seguramente no se lo haya parecido tanto.
Un abrazo.
No podemos negar que se fue haciendo lo que más le gustaba. Muy buen relato para el reto, enhorabuena.
ResponderEliminarPuede haber pasado dos cosas.
ResponderEliminarO alguien creyó que era un vampiro y reaccionó a lo Van Helsing, con un estacazo.
O el bromista llevó la broma al extremo, para provocar espanto en quienes encontraran su cadáver.
Bien contado.
Jo, David, esto si que es preparar tu último viaje, y además cinematográfico en pantalla grande. No me extraña que sus vecinos estén para que les dé algo. Un abrazote
ResponderEliminarSer tan bromista es lo que tiene, que al final no te creen ni aunque estés muerto. Estupendo relato! Saludos.
ResponderEliminarHola, David. Pues lo siento por el pobre Ferrán. Él solo quería disfrutar de Halloween y a cambio se llevó la indiferencia de los vecinos ante su muerte. ¡Y la pobre señora Milagros, no nos olvidemos de ella!
ResponderEliminarUn relato muy bien escrito, como siempre. Entretenido y original.
Un abrazo enorme.
¡Hola, David! Eso es un bromista entregado totalmente a la causa, ja, ja, ja... Si haces algo, hazlo bien. Me encantó el tono de humor negro. Un abrazo!
ResponderEliminarDivertido micro y Ferran, todo un profesional de las bromas... quizá demasiado.
ResponderEliminarUn saludo y buen finde.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPues confieso que tratándose de Halloween y de un vecino bromista, creo que yo también hubiera caído en la broma. Al pobre Ferrán se le fue la mano. Buena dosis de humor negro, David. Un abrazo.
ResponderEliminarPues este es ya otro motivo para evitar esas costumbres gringas que nos invaden
ResponderEliminarMuy buena historia, David. El Halloween se está instalando en todos lados, producto de la mercadotecnia. En lo personal me parece divertido, en tanto no sofoque las costumbres locales. Vamos hacia la globalización de todo, absolutamente. Desde el idioma, la comida, las festividades. Va a llegar un momento en que todos influyamos en todos. No imagino cómo será.
ResponderEliminarUn abrazo
Ufff, menuda bromita, si es que para ser bromista hay que saber hasta dónde se puede llegar, je, je.
ResponderEliminarUn abrazo!
Es que hay bromas que como te pases de tuerca la palmas, como le pasó, creo, al pobre Ferrán. El Halloween se ha instalado tanto en nuestras costumbres, que hasta los colegios lo celebran, como pasó con con San Nicolás de Bari, desvirtuado en Papá Noel vestido de rojo por culpa de la Coca Cola. Hace muchos años, aquí en España, lo veíamos como cosa de los extranjeros, y ya ves.
ResponderEliminarUn abrazo, David.
Una broma tan pesada como el cadáver que dejó Ferrán en el ascensor.
ResponderEliminarMuy bueno compañero.
Abrazo.
Tremenda broma, muy bueno tu relato, felicitaciones, PATRICIA F.
ResponderEliminarBromas pesadas, serán lamentadas.
ResponderEliminarSaludos.
Me pregunto si alguien lo habrá confundido a Ferrán con un verdadero vampiro, por eso la estaca en el pecho. Su muerte es un verdadero misterio.
ResponderEliminarBuen relato.
Un saludo.
Et voilà! No se puede decir que no haya sido una última "broma" a lo grande. Desde luego, quedan muchas incógnitas alrededor de ese Halloween rojo, muchas de ellas ya resaltadas en los demás comentarios. ¡Me ha gustado mucho, David! Un saludo desde la Buhardilla de Tristán.
ResponderEliminar¡Qué bueno!
ResponderEliminarParece que a la señora Milagros al final le dio el parraque... ja, ja, ja. En cuanto al fiambre, bromista hasta la muerte.
Me ha encantado la manera que has tenido de contarlo metiendo expresiones como pásalo de muerte. Algunos tenéis un sentido del humor escritoril muy agudo.
Un saludo.
Qué bueno, David! Me encanta el humor que empleas en el relato, es envolvente y te atrapa. Un abrazo 🐾
ResponderEliminarHola, David. Buena broma para día tan señalado, pero de tapadillo alguien se ha cargado al vampiro y marchado de rositas, cosas de Halloween. Saludos 🧛🏼🖐🏼
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