lunes, 23 de octubre de 2017

EL "FAVOR"



     Pulsó el botón del noveno piso. Siempre que Fischetti estaba en la ciudad, ocupaba la suite de esa planta en el más lujoso de sus hoteles. Aunque casi nunca se reunían allí, la confianza que le tenía había sido suficiente para fijar hora para una cita con una simple llamada. Hacía más de una década que, siendo todavía un chaval y sin conocerse de nada, salvó el culo al italiano a base de puñetazos en un antro de mala muerte. Poco después, le propuso un negocio poco legal pero muy lucrativo.


     Por aquel entonces, llevaba un aro en la nariz, otro en la ceja derecha y dos en la oreja. Eso, unido a la chaqueta de cuero repleta de tachuelas, hizo que en el barrio comenzaran a llamarle así: "El Tachuelas”.  El Tachuelas comenzó a regentar “Las Palmeras”, un club de alterne recién abierto en la zona y que en poco tiempo pasó a ser una referencia para los amantes de este tipo de locales. Se encargaba de la seguridad del local, de las cuentas, de los sobornos necesarios y de que las chicas (había más de cincuenta que cambiaban periódicamente) cumplieran con su cometido. La mayoría eran jóvenes del Este que llegaban engañadas, pero a él le daba igual. Hacían que sus bolsillos estuviesen llenos (muy llenos) y eso era lo único que le importaba.

 
     Sintió una gota de sudor bajar por su espalda. Nunca le gustaron los espacios cerrados y cuando vio que se encontraban en el sexto piso, calculó una caída libre de más de veinte metros. Las puertas se abrieron sorprendiendo a una pareja que se besaba fuera. Entraron sonrientes, cogidos de la mano y se situaron detrás de él. Escuchaba susurros cómplices y risitas ahogadas. 


     Al continuar con la subida, recordó como todo cambió con la llegada de Jelena. Nunca se había implicado sentimentalmente con ninguna de las chicas; claro que había tenido sexo con muchas, pero nunca había ido más allá hasta que esa melena rubia bajó de la furgoneta. Le costó ganarse su confianza, al fin y al cabo, ella se sentía una esclava y él era su carcelero, pero poco a poco fueron intimando. Se las arregló para que no la trasladasen y, aunque no dejó de trabajar, tuvieron sexo sin coacciones, cuando ella lo decidió. Cada vez la necesitaba más cerca. Intentaba no pasear por el interior del club cuando ella estaba “de servicio” porque los celos le comían. Era su trabajo, pero así era imposible tener el tipo de relación con la que él soñaba. Tenía que hacer algo para cambiar su vida y vivirla con ella.


     La pareja se bajó  en la octava planta. Disfrutarían de una romántica cena en la terraza con mejores vistas de la ciudad. No pudo evitar sentir un pinchazo de envidia al pensar que hasta hoy, ellos nunca habían podido pasar ese tipo de veladas. Por mucho que El Tachuelas fuera la mano derecha del jefe, las chicas tenían terminantemente prohibida la salida.


     Se abrió el ascensor. Novena planta. Se miró al espejo y se vio repleto de confianza; el Tachuelas había dado paso a Raul. Había cambiado la cazadora de cuero por trajes italianos hechos a medida y las peleas, antes habituales, por razonamientos para evitar llegar a las manos. Bajo la americana, apenas se apreciaba el bulto de la cartuchera que llevaba en el costado. Nunca le había pedido ningún favor a Fischetti, pero sabía que, a pesar de ser el primero, la libertad de Jelena también sería lo último que le pediría…

26 comentarios:

  1. Fantástico relato negro, David. A su manera, todo un caballero andante dispuesto a rescatar a la bella damisela. Un abrazo!

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    1. Gracias David!No suelen ser mi fuerte, pero ahí que ir variando

      Un abrazo

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  2. Qué bueno, David, me ha encantado la transformación del personaje liga sin ni fina duda al sutil modo de ir enamorándose... no sé yo qué tal le irá con Fischetti, pero bueno, él no ya lo tiene de antemano... Un abrazo y feliz semana

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    1. Yo creo que le irá bien, pero ya veremos. A lo mejor tengo que continuar un poquito más.
      Gracias!

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  3. Espero que le salga todo bien y que sean lo más felices que se pueda. Buena historia. Gracias por amenizarnos

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  4. Creo que la tragedia está servida, al menos en mi imaginación. Raúl no aceptará un no por respuesta y dudo mucho que el jefe acceda de buen grado...

    Fantástico relato, David. Una historia que engancha y de la que no me importaría leer más :)

    ¡Un abrazo!

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  5. Fischetti no va a poner el negocio en peligro por ofender a su amigo por algo que en el fondo no le importa, total a él que más le da una chica que otra. Eso si, El Tachuelas le va a deber una y esa..., al final le costará cara. Los gánster no deberían de enamorarse...
    Buen relato. Enhorabuena

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    1. No se, ya veremos... los malotes también son humanos ;)
      Un abrazo y gracias

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  6. El amor es capaz de todo, como en tu relato. El protagonista será capaz de todo para liberar a su chica. Y eso que él es una persona egoísta y cruel.
    ¿Cómo terminará la historia? Espero que nos cuentes.
    Un abrazo.

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    1. Lo de continuarla no estaba en mis planes, pero parece una buena opción.
      Gracias y un abrazo

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  7. Excelente, David. Muy buena trama y lenguaje pulcro.

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  8. muy linda la historia, me recordó una pelicula que vi ...pero en este momento se me borro su nombre,jAjA...YA LO RECORDARÉ

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  9. La fuerza del amor a veces es capaz de todo, hasta de conseguir que el Tachuelas se preocupe por otra persona y quiera liberarla de esa esclavitud. Espero que lo consiga.
    Buen relato David.
    Besos

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    1. Todos (o por lo menos la gran mayoría)tenemos nuestro corazoncito!!

      Besos

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  10. Bueno, tu relato es un ejemplo de que los "malos" también se enamoran, pero a su manera creo yo...porque finalmente no está tan dispuesto a hacer lo que sea por ella.
    Estupendo, David.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Sí lo está, sí... Tal vez te lo demuestre más adelante ;)

      Un abrazo

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  11. Al final, debajo de los pendientes y la chupa de cuero, el tachuelas era todo un romántico. Espero que consiga rescatar a su dama en apuros, y que sean felices.
    Un saludo, David.

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    1. Hay gente a la que le cuesta más sacar el romanticismo, pero cuando te tocan el corazón...
      Un abrazo Bruno.

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  12. Los intrincados laberintos que constituyen la materia de la vida.

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