Me miro en el espejo y no me convence lo que veo. El
paso de los años, los partos, los golpes de la vida han dejado demasiadas
cicatrices. En mi reflejo no noto la fuerza de antaño. Aunque las curvas se
mantienen, crecen demasiado para mi gusto. Noto cada vez más arrugas en el
rostro y la turgencia de mis piernas tiene poco que ver con aquellas que me
hacían volar cuando salía a correr. La gravedad no perdona. Por mucho que siga
trabajando la musculatura y elasticidad a diario, cada vez me gusto menos. Sin
embargo no puedo dejar de sonreír. Sé que eso también me provoca arrugas, pero
esas no me preocupan demasiado. Ante mi tengo el reflejo de una mujer feliz.
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Le
miro desde la cama. Esta plantada delante del espejo, completamente despeinada, haciendo muecas y
observando su cuerpo descontenta. Sonrío. Esta preciosa. Es preciosa. No puedo
imaginar una mirada más dulce ni una sonrisa más sincera. Admiro su cuerpo. La
perfección de sus imperfecciones, la asimetría de formas imposibles que mis
manos no se cansan de recorrer y se me dibuja en la cara una sonrisa bobalicona.
Me siento afortunado, soy un hombre feliz.
Me ha encantado! Ha habido momentos en los que se me ha puesto la piel de gallina. Muy chulo. 😊
ResponderEliminarGracias Kuki Loki!!! Siempre es bueno despertar sensaciones, sobretodo si son agradables!
EliminarUn abrazo
Ojalá que las famosas líneas de expresión fueran siempre de felicidad.
ResponderEliminarEn este bello relato, la felicidad es compartida por los miembros de la pareja. Siempre que hay amor, hay dicha.
Un abrazo.
Casi siempre que hay amor hay dicha!! Aunque en el caso de los protas es evidente que sí.
EliminarUn abrazo
Dos personas felices, que saben que lo son y que comparten la mutua felicidad. ¿Hay algo más deseable?
ResponderEliminarHas escrito un relato precioso.
Un beso.
Gracias Rosa!!! Siempre me ha resultado curiosa la forma de mirarnos al espejo. Nosotros normalmente escondemos una tripa que es evidente que está ahí y vosotros intentais sacarla cuando realmente no existe.
EliminarCuestión de puntos de vista!
Un abrazo
Pura felicidad. Ojalá que dure para siempre. Se lo merecen.
ResponderEliminarLa felicidad siempre es eterna, mientras dura.
EliminarUn abrazo
Ay David, David, eso es seguir prendado de esa mujer, más allá del costuras de pliegues y balanceos polludos. Eso es pasión de gavilanes, pordi....
ResponderEliminarPordi? Te ha faltado empezar el comentario con un "holi"!!! Jajajajaja.
EliminarA veces nos gustaría vernos como nos ven los demás, aunque nos cueste reconocer virtudes en nuestros reflejos...
El reflejo de la felicidad...
ResponderEliminarJusto eso.
EliminarUn abrazo Norte.
Buenas, David.
ResponderEliminarUna bonita historia de amor de dos personas felices. Me gusta como has enfocado los dos personajes, dándole a la mujer todo el protagonismo.
Un saludo.
Siempre me ha resultado curiosa vuestra forma de ver vuestro cuerpo.
EliminarUn saludo y bienvenida a mi embarcadero.
Ay! Qué bonito! Puro amor. Sencillo en la forma y muy hondo en el fondo. Fantástico, David.
ResponderEliminarGracias Marta!!!
EliminarUn abrazo.
Hola David
ResponderEliminarEso es el amor!
Gracias por un relato tan bonito, es como lo del príncipe azul pero de verdad.
Enhorabuena, saludos y suerte
Hay algo más bonito que poder admirar un ser amado?
EliminarMuchas gracias Paola. Un abrazo
Es muy difícil escribir la felicidad, sin embargo has logrado una historia preciosa y sencilla. Así no más, como el amor que dura y se transforma con los cuerpos.
ResponderEliminarMucha suerte. Un abrazo
Una vez la sientes, no es tan difícil escribirla!! Lo difícil es prolongarla, jajajajaja
EliminarUn abrazo.
Hola Paco! Soy Beri. Tu relato es muy bello, con un lenguaje sencillo y natural que va directo al corazón. Me parece muy interesante la técnica de los dos puntos de vista: dos reflejos distintos para una misma realidad. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarHola Beri! Soy David. Gracias por la visita y por disfrutar el relato, aunque no sea de Paco. :)
EliminarPerdona, David, que con tantos comentarios ya me hago un auténtico lío...(jeje)
EliminarPrecioso tu relato, tan simple y tan bien trabajado; y tan profundo. Un abrazo, y buena suerte.
ResponderEliminarHola un relato donde la única guerra que se da es con aceptarse tal cual somos, sin importar las batallas que se han librado,sino las que hemos ganado. A veces, no nos aceptamos y eso es infelicidad .Es hermoso los sentimientos que expresa el hombre enamorado de ella y cómo la ves ,sin importar sus años o lo que ella se cuestiona. Buen relato para enaltecer el amor propio. Saludos desde Venezuela
ResponderEliminarCorto pero intenso, buscando ir directo al corazón del lector sin demasiados aspavientos. Eso es el amor, en definitiva, aceptarse uno mismo y aceptar al otro. Bonito relato. Un saludo y suerte, David.
ResponderEliminarHola David, De nuevo nos encontramos por aquí.
ResponderEliminarAsí que esta vez nos regalas una historia a través del espejo. Pues eso es querer, amar la perfección de las imperfecciones, una frase contundente. Una perfecta definición del Amor con mayúsculas.
Te ha quedado contundente el relato.
ResponderEliminarDonde hay amor hay belleza.
Un abrazo, compañero.
Misma cosa, diferentes puntos de vista. Muy acertada, sobre todo la segunda parte. A veces, o depende de qué cosas, debemos ser duros o críticos con nosotros mismos, pero hay que saber cuándo no deberíanos.
ResponderEliminarMe gustó mucho, David, mucha suerte y un abrazo.
Precioso relato donde la belleza de la madurez es observada a través del espejo.Corto pero intenso. Suerte en el tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarUn relato corto pero intenso, muy bien narrado, donde cada uno de los protagonistas reflexionan sobre lo mismo: la imagen y su reflejo. El título, con doble lectura, es acertado y resume bien la esencia de la historia. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, David.
ResponderEliminarHola, David. Has escrito lo que todos deseamos, sentirse plenos, felices, conformes con nuestras vidas y sobre todo, con nuestros sentimientos.
ResponderEliminarUn abrazo
Saludos David, que lindo y esperanzador relato, un hombre y una mujer felices. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarSolo puedo agradecerte el que hayas hecho este escrito. Transmite esperanza, sobre el amor, sobre la vida, sobre las personas. Me gusta.
ResponderEliminarMe quedo de visita permanente en tu casa, si me aceptas, claro.
El más grande de los éxitos para ti, David.
Un saludo.
No hay arrugas en el amor verdadero, ni debería haberlas en la felicidad. Precioso relato. Saludos y suerte en el Tintero.
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