Llegó al vestuario diez minutos antes de la hora fijada, pero
aún sí, fue el último jugador en entrar. La mayoría habían comenzado a
cambiarse y los que se tenían que vendar los tobillos o pasar por las manos del
fisioterapeuta, ya estaban preparados con el pantalón de la equipación y la
camiseta de calentamiento. Sobre la
única pared libre, una pizarra mostraba el once titular así como su disposición
en el terreno de juego. A su lado, un buen número de folios informaba de la
posición de cada jugador en las jugadas de estrategia tanto ofensivas como
defensivas. El olor de la crema de masaje inundaba un vestuario en el que el
ambiente distendido y las risas comenzaron a desaparecer en el momento que el
míster les dijo que en cinco minutos empezaban la charla. David notó que la
tensión se adueñaba de las caras de sus compañeros. Comprobó que sus botas eran
las adecuadas y se fue desvistiendo poco a poco. Por lo menos, parecía que las
lluvia les permitiría una tregua.
La charla fue breve. Pelijas recordó lo expuesto en la pizarra y
las jugadas de estrategia. Después fue comentando jugador por jugador y línea
por línea lo que esperaba de cada uno de ellos. Saques en corto de Álvaro,
balón jugado desde la defensa, movilidad de los tres centrocampistas y amplitud
de campo. Siempre daba importancia a presionar arriba de forma ordenada,
imprimir velocidad a la circulación de balón y terminar todas las jugadas en el
área rival. Después hizo un breve comentario sobre los puntos fuertes y las
debilidades del equipo contrario antes de animarles y mandarles a calentar.
Estaba atándose las botas cuando la voz del míster le hizo
levantar la cabeza.
-¿Cómo estás? –Pelijas removía un vaso de café y se sentó en uno
de los bancos del vestuario, justo frente al lugar en el que David se estaba
uniformando.
-¡He tenido mejores momentos! La verdad es que esta semana no me
ha molestado, pero para jugar no estoy.
-Ya lo sé. La idea, si trabajas bien, es que debutes de aquí a
dos semanas. Pero para eso tienes que poner un poco más de tu parte.
El catorce notó cierto tono irónico en las palabras del
entrenador. Sabía que su rendimiento en los entrenamientos distaba mucho de ser
el ideal, y no tenía duda de que el míster estaba al corriente del transcurrir
de su vida fuera del vestuario.
-Sé que preferirías estar en otro sitio. Desde luego, El
Jamargal no se parece al Bernabeu, ni al Camp Nou, ni a ningún campo de los que
pisabas hace años. Ni siquiera es parecido al fútbol de 2ªB o tercera al que te
habías acostumbrado últimamente, pero deberías tener claro que sigues siendo un
afortunado. Has podido vivir del fútbol hasta el día de hoy y son muy pocos los
que pueden decir eso, pero tienes que dejar de mirar atrás de compadecerte de
ti mismo. Ahora defiendes esta camiseta y vives en Mogón. La gente te quiere y
el equipo te necesita como pocas veces te han necesitado. La opción de volver a
disfrutar del fútbol está en tu mano, si de verdad amas este deporte,
aprovéchala.
Por el pasillo se escuchaban pasos de gente que se aproximaba
corriendo. Sus compañeros ya habían terminado el calentamiento, y a falta de
diez minutos para comenzar el partido, volvían para sustituir la sudadera por
la camiseta verde aceituna. El capitán fue abrazando a todos los jugadores uno
por uno mientras Pelijas y el Colorao daban las últimas instrucciones. No hubo
tiempo para más, tras la llamada del trío arbitral, sólo se escucharon gritos
de ánimo de los jugadores mientras se dirigían al terreno de juego. Unas mil
personas daban color a las gradas del Jamargal. Desde los fondos llegaba el
sonido de los bombos y tras dos pancartas, los seguidores más jóvenes se
preparaban para animar los noventa minutos.
-Parece que las peñas no fallan.
Eran las mismas pancartas que le llamaron la atención en su
primer partido con el Mogón C.F.: “Peña los trabubus” y “Frente botellín”.
Delante del duendecillo de los trabubus, Mario pisaba un balón con el peto de
recogepelotas puesto. Mientras se dirigía al banquillo pudo reconocer en la
grada el pelo rojo de Marta, que bolígrafo en mano, se disponía a prepararse
para tomar notas de lo que sucediese durante el partido.
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